No hay aceites buenos o malos, todo depende del uso que les demos en la preparación de los alimentos. Todo Salud dialogó con el profesor Alejandro Gascón, a cargo de dictar el curso sobre aceites vegetales comestibles: usos y beneficios para la salud, en la sede de la Fundación Rural.
Por Anita Negri
Especial para Todo Salud
Especial para Todo Salud
La Facultad
de Ciencias Agrarias de la UNCuyo mantiene un convenio con la Fundación Rural
para realizar cursos de capacitación a nivel global para todo tipo de público. Alejandro Gascón, docente titular de la cátedra de Industrias
Agrarias se encarga de dictar el curso de capacitación: “Aceites vegetales
comestibles: usos y beneficios para la salud” en la sede de la Fundación Rural
ubicada en Godoy Cruz 127 de Ciudad. Todo
Salud se acercó para saber más sobre aceites vegetales.
Gascón
explicó que las grasas y aceites se definen químicamente como lípidos que
pueden tener origen vegetal o animal y que forman parte de la macro nutrición
junto con las proteínas y los hidratos de carbono. La intención del curso es
aclarar los mitos atribuidos a estos lípidos, ya que no hay “buenos” o “malos”
alimentos sino que depende del consumo de las personas.
Consumir
estas sustancias es esencial porque aportan ácidos grasos esenciales que el
organismo no sintetiza y debe tener para formar las membranas de todas las
células, incluidas las neuronas; vehiculizan vitaminas (A, D, E, K); y ayudan a
la estabilidad hormonal.
En
Mendoza se consume, como en el resto del país, 15kg de aceite de girasol por
año por persona, 200 gr de aceite de oliva y en tercer orden el aceite de maíz.
Gracias a la publicidad se conoce también el aceite de canola. Se podría
introducir el aceite de uva que se fabrica en San Juan pero se exporta un 97%
ya que es un aceite caro y la gente no lo conoce en general. También tenemos
aceites de soja que sirven de base para aceites mezclas y no son consumidos
directamente.
Con
respecto al mito de las frituras, el profesor comentó que “cuando se superan
los 180 grados, que pasa fácilmente cuando se usan hornallas y sartenes, los
aceites pierden su inocuidad”. Se producen deterioros que forman sustancias tóxicas
y dañinas en efecto acumulativo para la salud. En cambio, en las freidoras
eléctricas, termoestatizadas por debajo de ese valor, las frituras no tendrían inconvenientes.
Hay aceites que tienen más sustancias antioxidantes, como el aceite de oliva,
que hace que soporten mejor las temperaturas altas.
Es así
que el consumo de aceites necesita contemplar parámetros saludables, además de
los económicos. Se debe tener en cuenta, por ejemplo, el perfil saludable del
aceite virgen de oliva o del aceite de girasol de alto valor oleico, que no es
el común que conocemos, sino que está mejorado genéticamente para que sea más
rico en ácido graso oleico u omega 9. Esta sustancia ejerce una acción
beneficiosa en los vasos sanguíneos reduciendo el riesgo de sufrir enfermedades
cardiovasculares.
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