Los tumores que aparecen en la boca, en la laringe y la
faringe, agrupados en lo que se conoce como cáncer de cabeza y cuello, no son
de los más frecuentes, pero lamentablemente la gran mayoría se diagnostica en
etapas avanzadas. Por eso, desde el Instituto de Oncología ‘Ángel H. Roffo’ fue
aprovechado el marco del Día Mundial contra el Cáncer de Cabeza y Cuello, que fue
conmemorado el pasado miércoles 27 de julio, para alertar que el tabaquismo, el
alcohol y el virus del HPV son los principales factores de riesgo, y
que casi todos los casos podrían detectarse simplemente observando el interior
de la boca de los pacientes que se acercan con algún síntoma, que si bien en
general son inespecíficos, suelen incluir disfonía, dificultad para tragar,
úlceras en la boca o ganglios inflamados en el cuello.
“Una persona que fuma 20 cigarrillos por día durante 20 años
presenta 20 veces más riesgo de padecer este cáncer que un no fumador. Las
chances están igual de aumentadas en bebedores crónicos de alcohol”, sostuvo el
Dr. Raúl Giglio, médico oncólogo,
jefe de Oncología de la Unidad Funcional de Tumores de Cabeza y Cuello del
Instituto de Oncología ‘Ángel H. Roffo’. Aunque agregó que “el virus del
papiloma humano se ha convertido en el tercer factor de riesgo, ocasionando
alrededor del 25% de los casos, y está vinculado a prácticas de sexo oral sin
protección. Eso es en América Latina, aunque en Norteamérica y algunos países
europeos es responsable en más del 70% de las veces”.
“Afortunadamente, los tumores de cabeza y cuello vinculados
al tabaquismo y a la ingesta de alcohol están en descenso, gracias a las
múltiples campañas antitabáquicas y anti alcohol, sumadas a cambios en las
leyes en muchos países del mundo, incluido el nuestro. Sin embargo, la
incidencia de los tumores ocasionados por el HPV se encuentra en aumento, en
parte quizás porque la sociedad y los hábitos sexuales de la gente han
cambiado. De todos modos, somos optimistas, porque si con educación y políticas
públicas pudimos controlar la epidemia de VIH, también podremos lograrlo en
este caso”, especificó el Dr. Marcos David Pereira, médico oncólogo y
radioterapeuta de la Unidad Funcional de Tumores de Cabeza y Cuello del
Instituto de Oncología ‘Ángel H. Roffo’.
Tres demoras, tres
barreras al diagnóstico
Según los especialistas del Roffo, existen tres demoras que
ocasionan que se pierda tiempo irrecuperable en el abordaje de pacientes con
esta enfermedad, lo que es particularmente grave considerando que en muchos
casos son tumores de rápida progresión, por lo que cada día cuenta.
Primero, la demora
del paciente, que percibe el síntoma, pero lo minimiza y no realiza la
consulta: “si un fumador presenta una disfonía que le dura más de 15 días, ya
no es algo normal o esperable, debe consultar. Un ganglio inflamado en el
cuello debe ser motivo de consulta siempre”, enfatizó el Dr. Giglio. La demora del paciente puede retrasar el diagnóstico
entre 30 y 60 días o más.
La segunda es la demora
del primer profesional al que se acude: “si éste no piensa en cáncer, por
los antecedentes, las características de la lesión o si no examina
adecuadamente al paciente, quizás lo envía de vuelta a la casa indicándole un tratamiento
del síntoma que no sólo no le hará efecto, sino que -mucho más grave- le hará
perder tiempo valioso”.
El Dr. Pereira reconoció que, prácticamente en el 90 por
ciento de los casos, los tumores de cabeza y cuello pueden verificarse de una
manera tan sencilla como ‘abriéndoles la boca’ a los pacientes. “En este
aspecto, los odontólogos se transforman en aliados naturales para estar atentos
a los signos o síntomas que permiten sospechar que hay algo más”. En nuestro
país, la Facultad de Odontología de la UBA lleva adelante todos los años una
campaña de detección que se llama “Sáquele la lengua al cáncer”.
Los sitios más comunes en los que ocurre el cáncer de cabeza
y cuello son la boca (44%), la laringe (33%) y la faringe (23%).
La tercera demora
sucede una vez que se llega a al diagnóstico y entran en juego aspectos del sistema de salud, como la asignación de
turnos con el especialista, los tiempos que lleva acceder a la radioterapia, a
la cirugía, a la entrega de la medicación, etc.
Cómo se trata la
enfermedad
Luego del diagnóstico, los pacientes deben ser abordados por
un equipo multidisciplinario, integrado idealmente por un oncólogo clínico, un
cirujano de cabeza y cuello y un radioterapeuta. Pero en muchas ocasiones, la
persona presenta comorbilidades, como haber tenido un infarto, ser hipertenso,
tener comprometidos los pulmones por ser fumador o presentar insuficiencia
renal, por citar algunos ejemplos, y esto requiere la intervención de muchos
especialistas: se necesitan enfermeras, psicólogos, psiquiatras, asistentes
sociales, infectólogos y estomatólogos especialistas en la mucosa bucal, especialistas
en dolor, entre muchos otros.
Tal como detalló el Dr.
Giglio, “en estadio 1, la chance de curación del paciente es de entre el 75
y el 90%. En estadio 2, entre el 60 y el 75%; en el estadio 3, alrededor del
50%; en estadio 4, ya son casos más complejos y el pronóstico es menos
alentador”.
Al respecto, el Dr. Marcos
Pereira reconoció que en los últimos años se ha mejorado enormemente en
nuevas técnicas quirúrgicas, que permiten realizar operaciones en pacientes que
antes eran impensadas, como por ejemplo cirugías de reconstrucción facial, que logran
recuperar la funcionalidad de la cara. Se ha avanzado considerablemente también
en técnicas para la preservación de la laringe, con todo lo que eso representa
en términos de calidad de vida, versus la necesidad de una traqueotomía. Ha
habido avances además en los tratamientos farmacológicos que podemos ofrecerle
al paciente”.
Acerca del impacto emocional que ocasiona padecer esta
enfermedad, desde el Roffo sostuvieron que reciben a pacientes que por lo
general ya tienen diagnóstico, pero llegan con temores, creencias erróneas y desinformación.
“Solemos brindarle a cada uno una extensa primera entrevista en equipo
multidisciplinario adonde se le explica lo que tiene, qué le puede suceder y
cómo se lo va a ayudar”, confió el Dr.
Raúl Giglio.
En la misma línea, el Dr.
Pereira agregó que les aclaran, cuando corresponde, “que el tratamiento puede
incluir una cirugía considerable, pero también una reparación facial inmediata
muy satisfactoria, algo que los tranquiliza”.
Otros se acercan muy desanimados, creyendo que no hay nada
que pueda hacerse por ellos. “Les contamos de sus posibilidades, del largo
camino que están arrancando, de la motivación y fidelidad que necesitamos de ellos,
y de cómo todo el equipo del hospital se pone a su disposición”, afirmó el Dr. Giglio.
Nueva base de datos
online
Como centro oncológico de referencia, en el Hospital Roffo
reciben cada semana alrededor de 25 nuevas primeras consultas o segundas opiniones
exclusivamente por cáncer de cabeza y cuello. Normalmente, ven 30 pacientes
todas las mañanas, alcanzando los 4.000 al año.
Acaban de poner en funcionamiento una base de datos de
pacientes online, que en un formato amigable les permite tener disponible toda
la información ingresada de los pacientes para poder analizar y extraer
conclusiones. También les es sumamente útil para ir realizando un seguimiento
sistemático de cada uno, prestando atención a su evolución, con toda su
historia clínica reunida en el mismo lugar.
Gracias a la nueva herramienta, ahora pueden actualizar o
consultar datos desde cualquier lado y en cualquier momento, inclusive desde el
celular. “Representa un paso adelante para la Unidad Funcional de Cabeza y
Cuello, y ya está mejorando nuestra práctica médica y abre un horizonte muy
interesante como potencial registro interno con fines académicos”, destacó el Dr. Giglio.
El cáncer de la cavidad oral, faringe y laringe corresponde
a casi el 5% de todos los tumores malignos. A nivel mundial, se produjeron sólo
en 2012 cerca de 700.000 nuevos casos de cáncer de cabeza y cuello y más de
375.000 muertes por esta causa.
Acerca del Día
Mundial
Las 55 organizaciones de 51 países que conforman la
Federación Internacional de Sociedades Oncológicas vinculadas a este tipo de
cáncer instauraron en 2014 el 27 de julio como el Día Mundial contra el Cáncer
de Cabeza y Cuello, como una iniciativa para aumentar la concientización
alrededor del mundo.