El 36,3 por ciento de los argentinos mayores de 18 años
padece hipertensión, una enfermedad crónica en la que la sangre circula por las
arterias con más fuerza que la normal, lo que lesiona tanto al corazón como a
estos vasos sanguíneos. Sin embargo, casi 4 de cada 10 (38,8%) hipertensos
desconoce que tiene la enfermedad. Éstas son algunas de las conclusiones de la
segunda edición del REgistro NAcional de hiperTensión Arterial (RENATA-2), una
de las principales investigaciones presentadas durante el 42º Congreso
Argentino de Cardiología.
Entre otros resultados del trabajo, que fue una iniciativa
conjunta de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) -a través de su Consejo
de Hipertensión Arterial- y la Federación Argentina de Cardiología (FAC), se
observó que apenas el 55.5% de las personas con hipertensión arterial (HTA)
estaba bajo tratamiento, y solamente 1 de cada 4 (24,2%) tenía su enfermedad
bajo control. Además, los niveles de individuos hipertensos aumentaron
significativamente con la edad, circunstancia que era esperable y se
corresponde con las estadísticas y la práctica médica diaria.
“La hipertensión es un enemigo que debemos combatir. Como
primera medida, es fundamental que ese alto porcentaje de pacientes hipertensos
que no conocen que tienen esta patología sean diagnosticados y controlados;
esto se logra mediante la concientización y la consulta al especialista”,
afirmó el Dr. Claudio Majul, Coordinador del Estudio Renata-2 y miembro
del Comité Asesor del Consejo de Hipertensión Arterial de la Sociedad Argentina
de Cardiología.
El RENATA-2 es un registro de prevalencia, conocimiento y
control de la Hipertensión Arterial en la población general Argentina.
Consistió en un relevamiento nacional llevado a cabo entre agosto de 2015 y
marzo de 2016, del que participaron 5931 individuos mayores de 18 años de 25
distritos de la CABA, Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Chubut, Corrientes,
Entre Ríos, Formosa, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Salta, San Juan, San
Luis, Santa Fe, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y Tucumán. Para su
realización se contó con el patrocinio del laboratorio Gador y de la empresa
Nestlé para su marca Glaciar, entre otros colaboradores.
Incluyó una consulta clínica, con 3 tomas de presión
arterial, una del perímetro abdominal -desde la última costilla hasta la cresta
ilíaca-, y una medición del cuello a cada participante, más un interrogatorio
complementario. La investigación fue realizada en el Registro Nacional de las
Personas, una entidad dependiente del Ministerio del Interior y Transporte de
la Nación.
El Dr. Augusto Vicario, miembro y ex Secretario
General de la Federación Argentina de Cardiología, sostuvo que “ya en 2008-2009
una primera edición del estudio (RENATA-1) había arrojado cifras semejantes,
aunque hoy estamos todavía peor que hace 7 años: la prevalencia de HTA aumentó
un 8,5% (de 33,5% a 36,3%), el porcentaje de pacientes que desconoce que padece
esta patología se incrementó un 4,3% (37,2% vs 38,8%) y la cantidad de
hipertensos que tienen controlada su enfermedad bajó en un 8,7% (26,5% vs.
24,2%)”. Los valores de prevalencia son concordantes con la última Encuesta
Nacional de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación (2013), que
arrojaron un 34,1% [1].
“La hipertensión arterial es una cuestión prioritaria en el
ámbito de la salud pública, dado que constituye el principal factor de riesgo
asociado a los eventos cardiovasculares y se relaciona también con otras
patologías severas. Las cifras obtenidas son desalentadoras y es central aunar
esfuerzos para poder trabajar sobre este indicador”, manifestó el Dr.
Daniel Berrocal, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología y del
Comité Organizador del 42° Congreso Argentino de Cardiología.
“Motivó el trabajo conjunto de la Sociedad Argentina de
Cardiología y la Federación Argentina de Cardiología el objetivo de darle
seguimiento a lo detectado en el RENATA-1, que ya nos mostraba un tremendo
subdiagnóstico y una alarmante falta de control de la hipertensión arterial.
Lamentablemente, 7 años después, lejos de mejorar esos parámetros observamos
que estamos aún peor, lo que marca la importancia y la necesidad de trabajar en
conjunto Estado-Sociedades Científicas- e Industria Farmacéutica para disminuir
la mortalidad cardiovascular en la Argentina, tarea en la que cada uno por
separado lamentablemente hemos fracasado”, reflexionó el Dr. Guillermo
Fábregues, ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología y otro de
los coordinadores del relevamiento.
Por su parte, el Dr. Miguel González,
vicepresidente de la SAC y presidente del Comité Científico del Congreso,
explicó que esta afección “se mide como la fuerza ejercida por el flujo de la
sangre sobre las paredes de las arterias. Se registran tanto en el momento de
máxima tensión (sistólica), como de mínima (diastólica). Si ésta es mayor o
igual a 140/90 mm Hg a lo largo de 3 mediciones correctas -con el paciente en
reposo y tranquilo- se diagnostica la hipertensión arterial. Es una condición
crónica pero que detectada, afortunadamente cuenta con tratamientos que
permiten mantenerla bajo control”.
La HTA es prevenible adoptando un estilo de vida saludable.
Entre otros, se recomienda presentar un peso corporal adecuado, realizar
actividad física de manera regular y llevar una dieta equilibrada, baja en sal
y rica en frutas, verduras, legumbres y pescado. En aquellas personas que
además son fumadoras, el daño se potencia, por lo que la indicación enfática
también incluye dejar de fumar.
“Una de las principales conductas que contribuyen al
desarrollo de hipertensión es la ingesta excesiva de sal, un hábito que lamentablemente
suele adquirirse desde la infancia. Disminuir la ingesta de sal puede reducir
entre un 20 y un 30% la cantidad de eventos cardiovasculares, y esto se logra
quitando el salero de la mesa, reemplazando la sal al cocinar por otras
especias que aporten sabor, y, primordialmente, consumiendo menos productos
procesados y panificados, que son una de las principales fuentes de sodio en la
dieta de los argentinos”, consignó el Dr. Gustavo Cerezo, ex
presidente de la Federación Argentina de Cardiología.
“Reducir el consumo de sal no es una tarea sencilla:
requiere, en buena medida, de una concientización de la población y luego de un
accionar de cada persona, lo que supone un gran esfuerzo individual para
modificar hábitos. Lo primordial es que en conjunto logremos dimensionar el
problema para poder pensar en el largo plazo”, aseguró el Dr. Alejandro
Delucchi, Director del Consejo de Hipertensión Arterial de la Sociedad
Argentina de Cardiología y también Coordinador del Renata-2.
“Como médicos y, especialmente, como cardiólogos debemos
hacer de la concientización una cuestión fundamental. En cada consulta se debe
compartir con el paciente toda esta información, explicándole que, si logra
llevar a cabo un cambio profundo en su estilo de vida, muy probablemente
consiga mejorar muchos de los parámetros de riesgo cardiovascular”, concluyó el Dr.
Majul.
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