Diversos beneficios para la salud se obtienen al beber vino tinto. La clave se encuentra en la acción del resveratrol (presente en las uvas) sobre las adipocinas.
El vino es la bebida alcohólica más popular en la
provincia de Mendoza y, por qué no, en el resto de Argentina y en muchos otros
lugares del mundo. En los últimos años se han puesto al descubierto más
factores positivos asociados a su consumo. ¡Atención: las cantidades óptimas
son pequeñas!
El consumo regular y moderado de este producto está
asociado a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2 debido
a que produce un aumento de las concentraciones de adiponectina. Una
investigación realizada en el Laboratorio de Enfermedades Metabólicas de la
Universidad Maza por Diego Messina, Catalina Soto, Carla Corte, Rafael Pérez
Elizalde y José Daniel López Laur buscó analizar y correlacionar el consumo de
vino tinto con los niveles séricos de adiponectina para determinar las
cantidades óptimas de su consumo.
Para ello analizaron a los
abstemios, a los consumidores moderados y a los grandes bebedores de vino y
observaron que los niveles de adiponectina son mayores en quienes beben vino
con moderación. El consumo de unos 100ml diarios es el que produce los mayores
beneficios.
La clave
del tema: la adiponectina
Las adipocinas son sustancias producidas por el tejido
graso que tienen implicaciones muy importantes en algunos procesos metabólicos.
Las mismas están ligadas a la resistencia a la insulina y a la inflamación. Pueden
clasificarse como hormonas (incluyendo la adiponectina) o factores de
crecimiento.
Un organismo con niveles altos de esta sustancia
estará más protegido de padecer enfermedades crónicas mientras que niveles
bajos pueden ser indicativos de problemas metabólicos presentes o de riesgos
futuros.
La acción de la adiponectina es lo que coloquialmente
se conoce como “quemar grasa”, esto es, se incrementa la oxidación de lípidos.
Además se la asocia con la disminución de la presión arterial, triglicéridos
sanguíneos, circunferencia de cintura y grasa visceral.
Todos estos efectos benéficos representan una
reducción del riesgo de padecer enfermedades crónico-degenerativas y por ello
se ha generado un gran interés para utilizarla como posible blanco terapéutico
para el síndrome metabólico y la diabetes.
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