Recientemente
se publicó en el Boletín Oficial la resolución mediante la cual el Ministerio
de Salud de la Nación establece ‘directrices’ para el control y funcionamiento
de las Salas de Hemodinamia1, donde se realizan intervenciones por cateterismo
como procedimientos diagnósticos cardíacos, angioplastias coronarias,
implantación de válvulas y endoprótesis entre muchos otros.
La
normativa, que forma parte del Programa Nacional de Garantía de Calidad de la
Atención Médica de la cartera sanitaria, establece que la habilitación de los Servicios de
Hemodinamia estará a cargo del Ministerio de Salud y se fiscalizará como máximo
cada 5 años. Mientras que el control de parámetros técnicos relativos a la
calidad de imagen y dosis/paciente y operadores se realizará por períodos no
superiores a los 2 años. 16 provincias adhirieron a las normativas del presente
Programa de Calidad, mientras que el resto tiene la opción de tomar como
propias las directrices e implementarlas en susCentros de Atención Médica.
“Vemos con mucho
agrado que el Ministerio de Salud haya escuchado a las sociedades científicas
involucradas en esta especialidad y tome la iniciativa estableciendo
directrices tendientes a mejorar la calidad y la seguridad de las prácticas de
intervencionismo por cateterismo”, manifestó el Dr. Alejandro Cherro,
cardioangiólogo intervencionista y director de la Carrera de Hemodinamia UBA -
CACI.
Entre sus principales contenidos, la
normativa incluye diferentes
exigencias de acuerdo a los niveles de complejidad de las intervenciones.
Establece parámetros físicos para las distintas zonas relacionadas a los
procedimientos; requerimientos específicos en términos de cantidad y calidad de
los equipamientos exigibles, incluyendo cuidados para evitar la sobre
exposición a la radicación, tanto de los pacientes como del personal de la
salud; y requisitos de matriculación y recertificación de la especialidad para
los profesionales de la salud que forman parte de los equipos que realizan las
prácticas.
Para la
elaboración del documento el Colegio Argentino de Cardioangiólogos
Intervencionistas (CACI) contó con la colaboración de la Sociedad Argentina de
Radiología (SAR), la Sociedad Argentina de Radioprotección (SAR), la Comisión
Nacional de Energía Atómica (CNEA), la Sociedad Argentina de Físicos Médicos
(SAFIM), el Colegio Argentino de Radiología Vascular e Intervencionista
(CARVI), el Colegio Argentino de Neurointervencionistas (CANI), Sociedad
Argentina de Gastroenterología (SAGE), Asociación Civil Enfermeros Técnicos
Intervencionistas Argentina (ACETIA) y la ANMAT.
Las nuevas
directrices expresan que cada sala de hemodinamia complete una ‘Grilla de
Habilitación Categorizante de Hemodinamia en Áreas de Diagnóstico y Terapéutica
Endovascular por Cateterismo, Cirugía Endovascular y Radiología
Intervencionista’, con más de 400 indicadores con foco en las áreas de apoyo de
la sala, su planta física abierta por complejidad de los procedimientos, el
equipamiento –con foco en la calidad de la imagen y la exposición a las
radiaciones- y el recurso humano, observando entre muchos otros aspectos, que
los profesionales que participan de las intervenciones cuenten con las debidas
certificaciones de su especialidad.
“Es
importantísimo que las 350 salas de hemodinamia existentes en todo nuestro
territorio manejen parámetros equivalentes en términos de normativas de calidad
y seguridad. Sin ninguna duda estas directrices contribuirán al éxito de los
procedimientos y a una mayor seguridad de los pacientes y del personal de la
salud involucrado en las intervenciones”, sostuvo el Dr. Alejandro
Palacios, cardioangiólogo intervencionista expresidente del CACI e
integrante del equipo de trabajo que asesoró al Ministerio sobre distintos
aspectos de la especialidad.
Por su parte,
la Dra. Amalia Descalzo, médica especialista en cardioangiología
intervencionista y también miembro del CACI subrayó que “el 95% de la radiación
a la que un individuo está expuesto se relaciona con procesos médicos, tanto
para arribar a un diagnóstico como durante una intervención, como por ejemplo
aquellos realizados mediante tomografías, angiografías, radiografías y estudios
de medicina nuclear”.
Según las
estadísticas del Comité Científico de las Naciones Unidas sobre los Efectos de
la Radiación Atómica (UNSCEAR), mientras que en el año 2000 se llevan a cabo en
el mundo unos 5,5 millones de estudios con emisión de radicación, esa cifra en
nuestros días trepó a casi 10 millones de exámenes, lo que habla de la magnitud
del uso de esta aparatología. En Argentina, según estadísticas del Colegio
Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas, solamente en esa especialidad
se realizan cada año unos 120 mil estudios diagnósticos y 80 mil intervenciones
terapéuticas, todas ellos sujetos a algún tipo de radiación.
Recientemente,
PAMI, la obra social más grande del país, en lineamiento con la nueva directriz
del MSPN, ha comenzado a solicitar como requisito para realizar angioplastias
coronarias y todo tipo de procedimientos en salas de hemodinamia la
acreditación pertinente de los entes certificadores idóneos como el Colegio
Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas.
Esto se realiza
para asegurar en todos los casos una buena calidad de imagen, con la menor
radiación posible para pacientes y operadores, minimizando de este modo los
riesgos de todas las prácticas realizadas en salas de hemodinamia. Dichas
directrices ya publicadas en el boletín oficial han comenzado a ser aplicadas
por los distintos entes de salud y nos asegurarán en el mediano plazo, a lo
largo de todo el país, un estándar de calidad internacional.