El
sobrepeso y la obesidad se asocian por lo menos con el desarrollo en el tiempo
de al menos 20 enfermedades que involucran prácticamente a todos los órganos o
procesos fisiológicos de nuestro organismo, pero comparte un elemento:
deterioran la calidad de vida de la persona y aumentan el riesgo de mortalidad.
En efecto,
aquellos que presentan un Índice de Masa Corporal (IMC, peso en kilogramos
dividido 2 veces por la talla en metros) normal (hasta 25) tienen un 80 por
ciento de probabilidades de vivir hasta los 70 años, mientras que en aquellos
con obesidad moderada (IMC entre 25 y 30) el porcentaje de llegar a esa edad se
reduce al 60%, y en quienes presentan obesidad severa (IMC de 30 o más), las
probabilidades son de solo un 50%.
“Debemos
tener en cuenta que la obesidad es una enfermedad en sí misma y ello conlleva
dejar de lado la culpabilidad de las personas que la padecen, ya que no es un
problema de falta de voluntad, sino que es una patología ligada al estilo de
vida y su tratamiento es complejo, ya que vivimos en un ambiente obesogénico
que favorece el sobrepeso”, manifestó la Dra.
Mónica Katz, médica especialista en Obesidad y miembro titular de la
Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).
“La
obesidad no es simplemente exceso de peso corporal. Es una enfermedad
inflamatoria caracterizada por aumento de la grasa corporal (tejido adiposo).
Las enfermedades asociadas a la obesidad están causadas precisamente por este
órgano adiposo patológico”, subrayó la Dra. Ana María Cappelletti,
médica especialista en Obesidad, también miembro de la SAN y Directora de
posgrados en obesidad en la Universidad Favaloro junto a la Dra. Katz.
A pesar de
que el aumento de la obesidad comenzó a ser alarmante en la década del 80, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoció como enfermedad recién en
1997. Según las estadísticas de la última encuesta nacional de Factores de
Riesgo del año 2013 realizada por el Ministerio de Salud de la Nación, 6 de
cada 10 argentinos mayores de 18 años tienen algún grado de sobrepeso. Mientras
que, de acuerdo a dichos relevamientos, desde el 2005 al 2013 la obesidad
(clasificada por un IMC > a 30) aumentó un 42,5%.
“Mantener
un peso saludable contribuye a prevenir el desarrollo de múltiples
enfermedades. Sabemos que no es fácil, pero es importante empezar a tomar
medidas para cuidar la salud. Por eso elaboramos las 20 razones de peso para
bajar de peso, porque identificando estas 20 consecuencias que pueden desatar
el sobrepeso y la obesidad quizás estemos contribuyendo a la toma de conciencia
respecto de que la obesidad es mucho más que un tema estético, es una
enfermedad compleja que merece ser atendida”, sostuvo la Dra. Cappelletti.
20
razones de peso para bajar peso
La
obesidad se asocia a:
- Resistencia a la insulina
El
aumento de grasa corporal que caracteriza a la obesidad invade los músculos, el
hígado y el páncreas. De este modo, se agota la capacidad de producción de
insulina por lo que la obesidad es considerada el camino hacia la diabetes.
- Diabetes tipo 2
Es la
forma más común de diabetes. En esta enfermedad la característica es que la
glucosa (azúcar) en sangre es elevada. Esto se denomina hiperglucemia y genera
graves complicaciones que pueden evitarse con el tratamiento correcto.
- Dislipemias (triglicéridos altos, baja
el colesterol bueno y sube el malo)
Todas estas
alteraciones se producen especialmente a partir del aumento de grasa
intraabdominal que se evalúa por la circunferencia de la cintura a nivel del
ombligo. Si es mayor a 88 cm en la mujer o a 102 cm en el hombre, el riesgo de
enfermedad cardiovascular está muy aumentado.
- Hipertensión arterial
Junto a las
dos anteriores, la hipertensión arterial (presión arterial elevada - mayor a
130/80 mmHg según las guías más recientes, aún discutidas) es una de las
asociaciones más frecuentes a la obesidad.
- Enfermedad coronaria – infarto de
miocardio
Consiste en la afectación de las células del corazón (miocardio) debido a
la repentina obstrucción de una de las arterias que lo nutren con sangre. Dicha
obstrucción y el proceso de taponamiento paulatino de las arterias (agregación
plaquetaria) en gran medida son una consecuencia de la obesidad, las
alteraciones en los lípidos y la hipertensión arterial.
- Accidente Cerebrovascular (ACV)
Es el
resultado de un proceso asociado a las alteraciones descriptas como principales
consecuencias de la obesidad, que genera la reducción o interrupción del
suministro de sangre a una parte del cerebro, lo que impide que el tejido
cerebral reciba oxígeno y nutrientes. Esto produce daño de las neuronas.
- Enfermedad degenerativas cerebrales como
la Enfermedad de Alzheimer y el Parkinson
La
evidencia muestra que el deterioro cognitivo –principalmente el deterioro de la
memoria- y las enfermedades cerebrales en general, se relacionan con la inflamación
que causa la obesidad a nivel de las neuronas.
- Depresión
La baja
autoestima que presentan muchas personas con obesidad puede conducir a un
estado depresivo. Lamentablemente, algunos fármacos utilizados para tratarla
producen mayor aumento de peso.
- Ansiedad
Los
trastornos de ansiedad y el estrés alteran
las vías de regulación de la conducta alimentaria, por lo que
resultan, en realidad, causa y consecuencia del aumento de peso.
- Problemas psico-sociales
La
propia creencia de que la obesidad es culpa de quien la padece y el estigma social de la obesidad parten del desconocimiento de
los múltiples determinantes de esta
enfermedad. Existe fuerte discriminación hacia las personas con exceso de peso.
La peor consecuencia de esta falsa creencia es la búsqueda de tratamientos mágicos o
dietas extremas que conducen a más obesidad.
- Disfunción sexual
La
sexualidad puede verse afectada por problemas orgánicos, psicológicos o
vinculares, tanto en hombres como en mujeres. La obesidad juega
un rol importante en la mayoría de estos problemas.
- Trastornos de la conducta alimentaria
El más
común de los trastornos alimentarios ligado a la obesidad es el llamado
“trastorno por atracones”. Este trastorno es padecido por 1 hombre cada 2 ó 3
mujeres.
- Enfermedad pulmonar (función anormal,
disminución de la ventilación, asma bronquial), trastornos del sueño y
apnea obstructiva del sueño
No siempre
diagnosticados, casi un 80 % de las personas obesas padece algún trastorno del
sueño. La obstrucción parcial o completa de la vía aérea durante el sueño se
manifiesta con el ronquido y la interrupción de la respiración. Se asocia a
trastornos neurocognitivos y en casos extremos provoca somnolencia diurna. Es
especialmente peligrosa en conductores.
- Fatiga, cansancio
La
obesidad limita las actividades cotidianas y la calidad de vida de las
personas. A mayor grado de obesidad mayores limitaciones y peor calidad de
vida.
- Problemas articulares (artrosis,
artritis, gota)
El peso
que soportan las articulaciones puede causar daño invalidante. Los principales sitios son rodillas,
tobillos, caderas y columna lumbar. Además, existe asociación entre las
enfermedades reumáticas y la obesidad (ambas enfermedades inflamatorias) y el aumento del ácido úrico
que no solo daña las articulaciones sino también el riñón.
- Enfermedades del hígado (hígado graso,
hepatitis no alcohólica, cirrosis)
El
hígado es uno de los órganos primariamente afectados por la alteración del
metabolismo de la grasa abdominal asociada a la obesidad. El hígado graso puede
evolucionar hasta la cirrosis y el cáncer hepático.
- Cálculos de vesícula
Si bien son
más frecuentes en mujeres obesas después de la menopausia, también pueden ser consecuencia del adelgazamiento rápido o
pronunciado en ambos sexos.
- Cáncer (colon, útero,
mama, riñón, ovario, páncreas, próstata, esófago, hígado y algunos tipos
de linfoma)
La asociación entre obesidad y distintos
tipos de cáncer tiene cada vez mayor evidencia. El mantenimiento de un peso
corporal normal y una alimentación saludable lo previenen.
- Várices – flebitis
Estas
afecciones comparten con la obesidad su carácter inflamatorio además del componente mecánico
que implica el exceso de peso.
- Problemas ginecológicos (trastornos
menstruales, infertilidad)
El
aumento de grasa corporal en las mujeres afecta los ciclos hormonales y
disminuye la fertilidad. También se asocia a complicaciones en el embarazo para
la madre y el niño. Los hijos de padres obesos
tienen alta probabilidad de padecer obesidad.
“Si bien el
riesgo de diabetes tipo 2, trastornos en los lípidos, enfermedades pulmonares e
hipertensión arterial resulta altamente incrementado en la obesidad, las otras
asociaciones deben ser conocidas y consideradas”, concluyó la Dra. Katz.
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