La epidemióloga de la facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo Silvia Atorri explica el por qué del actual brote de la enfermedad en África, que puso en alerta al mundo entero. Y reconoce que su magnitud debería generar un impulso a las investigaciones para dar con un tratamiento que evite la alta tasa de mortalidad que tiene.
Desde marzo, un nuevo y virulento brote de ébola en África
ha dejado casi 1.500 muertos en Liberia, Guinea, Sierra Leona y, en menor
medida, Nigeria y El Congo. La cantidad de casos ha generado una alerta mundial
sin precedentes que incluso obligó a la Organización Mundial de la Salud (OMS)
a autorizar la aplicación de un medicamento experimental aún no probado en
humanos.
Mientras, los contagios no se detienen y hasta aparecen algunos
infectados en otros continentes que tuvieron contacto con enfermos en África.
Es que la mayor dificultad es que el ébola aún no tiene cura y, lo que es peor,
tiene una alta tasa de mortalidad. Así lo destaca la Dra. Silvia Atorri,
titular del área de Epidemiología de la facultad de Ciencias Médicas de la
UNCuyo.
La especialista reconoce que la magnitud del brote generará
un antes y un después en la búsqueda de un tratamiento y advierte que, así como
deben respetarse los controles para evitar que ingrese al país, también hay que
prestar atención a la propagación de otra enfermedad “importada”: la
Chikungunya
Una de las características del ébola es su letalidad, que
para Attori "no se conoce del todo a que se debe. Tiene una letalidad que
se reporta entre el 50 y 100%. A su vez, este virus, que pertenece a una
familia de virus, tiene distintas especies y dependiendo de la especie es la
virulencia".
Por otro lado, el ébola también tiene una rápida
propagación. Se contagia por contacto directo con un enfermo, a través de las
secreciones. "Se presume que por el área donde ha surgido, de bajas
condiciones de higiene y hábitos culturales complicados, se hace difícil la
prevención. Se especula con que en otros lugares con las medidas de contención
adecuadas no debería ocurrir la transmisabilidad que tiene hoy en África",
considera la epidimióloga de la UNCuyo.
Se cree que el ébola tiene como reservorio natural a
animales como monos, gorilas, murciélagos, puercoespines y antílopes salvajes,
que luego transmiten el virus al ser humano por algún tipo de contacto, por
ejemplo comer su carne.
Atorri, que además está cargo del sector de Epidemiología
del Hospital Lagomaggiore, explica que el ébola es una enfermedad viral de las
denominadas virales hemorrágicas, de alta transmisabilidad y letalidad: “Tiene
un período de incubación que alcanza a los 21 días, pero en promedio puede
estar en los 10 días”.
-¿Cómo afecta al sujeto infectado?
-Tiene dos faces. Lo primero es el desarrollo de fiebre muy
elevada con otros síntomas como cefaleas, dolores musculares, un estado gripal
con dolor de garganta... Y después pasa a una fase ya más grave, donde puede
haber compromisos de órganos, hemorragias internas y externas, y lo más
característico que son náuseas, vómitos y diarreas muy profusas, tan así que a
veces hay que diferenciarlo del cólera. A veces los pacientes están muy
deshidratados porque las diarreas son sumamente intensas. Y eso lleva a la
falla de los órganos, entonces el paciente entra en insuficiencia hepática e insuficiencia
renal, que generalmente son las causas que lo llevan a la muerte.
Hace casi 40 años que se declaró la enfermedad por primera
vez. Pese a eso, aún no hay un tratamiento ni mucho menos una vacuna para
paliar la actual epidemia. Para Attori, "hasta ahora han sido brotes
pequeños que no han motivado una búsqueda exhaustiva. A veces son virus
difíciles de encontrarle una cura… Pero según lo que relata la OMS hasta ahora
no había habido ningún brote de semejante magnitud y semejante impacto".
-Es decir que con este brote debería haber un antes y un
después en la búsqueda de una cura para la enfermedad…
-Sí. Hay algunas investigaciones: unos norteamericanos están
usando un suero en dos pacientes, pero que habían recibido un tratamiento de
sostén previo así que no se le puede atribuir un éxito definitivo, pero es un
camino. Se llama Zmapp el medicamento, estaba en tratamiento con animales pero
debido a esto se autorizó su utilización en humanos para ver si se puede frenar
la epidemia.
Attori considera que nuestro país no debe bajar la alerta
sobre el virus, aunque por ahora esté circunscripto al África. Pero también
llama la atención sobre otro virus que sí ha llegado a la Argentina: la
Chikungunya. "Ya hay casos confirmados y son todos importados, no son
autóctonos. Y acá está el vector, que es el mosquito Aedes aegipty y el aedes
albopictus. No sería extraño que en poco tiempo, así como pasó con el dengue,
hubieran casos autóctonos en el país. Este virus no tiene la letalidad ni por
asomo del ébola, pero puede haber epidemias, mucha gente infectada. Entonces el
alerta de combatir el mosquito debe estar presente igual que con el
dengue".
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