El paradigma de tratamiento
del cáncer más tradicional y conocido está asociado básicamente a cirugías y
sesiones de quimioterapia y rayos. Así ha sido el abordaje oncológico y
oncohematológico en los últimos 50 años. Afortunadamente, la situación está
cambiando y hoy contamos con más y mejores herramientas para tratar diversos
tipos de tumores y muchas enfermedades malignas de la sangre.
“La quimioterapia está
vigente, se usa en muchos casos, porque demostró ayudar a destruir las células
cancerígenas, pero vemos una tendencia hacia tratamientos orales, con mejores
perfiles de seguridad y sin ese impacto tan devastador sobre el cuerpo del
paciente”, sostuvo Dr.
Raimundo Bezares, jefe de hematología del
Hospital General de Agudos de la Ciudad de Buenos Aires ‘Dr. Teodoro Álvarez’.
El tratamiento quimioterápico
puede ser muy útil, pero golpea al organismo porque barre con su sistema de
defensas y lo debilita. Esto expone al paciente a elevados riesgos de
infección, lo que es una preocupación grande durante algunos días mientras dura
el tratamiento. Cualquier germen o bacteria puede hacer mucho daño y poner en
riesgo su vida. Se viene utilizando este tipo de tratamiento porque los
especialistas consideran que la ecuación riesgo-beneficio es favorable, pero de
todos modos es una muy buena noticia que la ciencia vaya migrando hacia
esquemas menos tóxicos.
“Según el tipo de cáncer y el
tratamiento que reciba el paciente, a veces la quimioterapia puede ser
ambulatoria y es breve. En otros casos, requiere internaciones y prolongadas.
Esto, por un lado, incrementa enormemente los costos para el sistema de salud,
pero además el paciente inmunosuprimido debe deambular por hospitales y esto es
de alto riesgo, porque puede infectarse con bacterias como las que ocasionan
neumonía, por ejemplo, y son días en los que el cuerpo no cuenta con
herramientas suficientes para defenderse”, explicó el Dr. Bezares.
Las leucemias y otras
condiciones oncohematológicas representan cerca de 15 mil nuevos casos por año
en nuestro país, lo que equivale a aproximadamente 1 nuevo diagnóstico cada 30
minutos. Éstas son un claro ejemplo de cómo se han revolucionado los
tratamientos en el último tiempo.
En algunos casos, como la
leucemia mieloide crónica, ya no se indica quimioterapia, sino que el
tratamiento en primera línea es a base de comprimidos. En otros tipos de
leucemia, se indican quimioterapias al inicio y luego se sigue con terapias
dirigidas. La leucemia linfocítica crónica ya ha comenzado a tratarse con
esquemas libres de terapias genotóxicas inclusive en primera línea.
Las drogas orales, por lo
general no desencadenan los cuadros de debilidad generalizada, caída de
cabello, síntomas gastrointestinales severos, supresión del sistema
inmunológico y deterioro general que sí ocasiona la quimioterapia. “Para los
pacientes, el impacto de la enfermedad en su calidad de vida suele ser uno de
los factores que más condicionan su capacidad de sobrellevar bien la etapa que
les toca vivir con este tipo de enfermedades”, reconoció Fernando
Piotrowski, Director Ejecutivo de ALMA.
En este sentido, el Dr.
Bezares agregó que “las terapias dirigidas muchas veces permiten que
la persona pueda seguir con su trabajo, llevando una vida prácticamente normal,
sin alterar dramáticamente su rutina, realizándose controles, claramente, pero
no se ve limitado como si sucede con las quimioterapias”.
“Durante muchos años, la
quimio fue la única arma con que contábamos, entonces en algún punto los
pacientes estamos agradecidos porque fue de gran ayuda. Sin embargo, nos llena
de entusiasmo esta nueva etapa adonde constantemente aparecen nuevas drogas con
esquemas libres de quimioterapia, cada vez con tratamientos más potentes y más
cortos, pero no más tóxicos, lo que va aumentando la sobrevida y la calidad de
vida de los pacientes”, subrayó Piotrowski.
En algunos casos, algunos
tratamientos de enfermedades crónicas se indican por periodos de tiempo
acotados y en aquellos pacientes que alcanzan remisiones profundas, se evalúa
la discontinuación de la administración de la droga. No es pertinente hablar de
cura, pero sí de un mucho mejor control de la enfermedad.
Las distintas enfermedades
tienen hoy diferentes abordajes terapéuticos y los pacientes siguen confiando
en su médico como referencia absoluta que indicará lo más conveniente para su
condición. De todos modos, cada vez acuden al consultorio más informados y con
inquietudes de consensuar junto con el profesional las decisiones a tomar.
“Vemos como muy positivo que
los pacientes estén más empoderados que hace unos años. Hoy se acercan junto
con sus familiares a las charlas abiertas que organizamos y se llevan
conocimiento para después conversar con su médico. Esto les permite tomar las
riendas de su enfermedad y ser protagonistas del tratamiento. Además,
participar de nuestros encuentros les da la posibilidad de intercambiar experiencias
con otros pacientes y conocer detalles de cómo sobrellevaron y salieron
adelante quienes atravesaron las mismas situaciones”, refirió Fernando Piotrowski.
ALMA organiza encuentros
gratuitos y abiertos para pacientes y familiares con distintos tipos de
leucemia, como Leucemia Mieloide Crónica o Leucemia Linfocítica Crónica. Son
oportunidades para que los pacientes y su entorno escuchen a expertos que
explican en qué consisten estas enfermedades y por lo general también
participan psicólogos que brindan herramientas para logran un buen soporte
emocional.
Para más información, seguir a
Asociación Leucemia Mieloide Argentina en Facebook o escribir a info@asociacionalma.org.ar.
¿Qué son las leucemias?
Las células sanguíneas son
producidas por la médula ósea. A medida que se dividen y maduran, van
transformándose en células sanguíneas de diferentes tipos. Cuando una de las
células que va a formar glóbulos blancos cambia y se convierte en una célula de
leucemia, ya no madura normalmente. Generalmente, se divide más rápido de lo
normal. Las células leucémicas no mueren cuando deberían hacerlo, sino que se
acumulan en la médula ósea reemplazando a las normales. En algún momento, éstas
salen de la médula ósea y entran al torrente sanguíneo, causando un aumento en
el número de glóbulos blancos en la sangre.
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