La
constipación afecta hasta al 30% de los niños. ¿Qué cambios de hábitos ayudan y
cuándo visitar al médico?
*Asesoró:
Dra. Victoria Falcón, pediatra de Swiss Medical Center (MN 140452)
La
constipación, definida como una disminución en la frecuencia de las
deposiciones y/o evacuación dolorosa de heces duras o voluminosas, afecta hasta
al 30% de los niños. El dolor abdominal que se le asocia es una causa frecuente
de visita al pediatra por lo que una intervención temprana es importante
para modificar hábitos y trabajar sobre las conductas retentivas tan
comunes en los niños, mejorando así su calidad de vida.
La
prevalencia de la constipación varía con la edad con más casos entre los 2 y 4
años y suele darse en tres momentos en particular: cambio de lactancia materna
a fórmula, inicio de la dieta con alimentos sólidos, dejar el pañal y el inicio
de la etapa de escolarización. Hay algunas conductas que pueden orientar
el diagnóstico de constipación crónica: el niño va al baño menos de 2 veces por
semana, tiene deposiciones dolorosas o de gran volumen que tapan el inodoro, y
debe hacer esfuerzo para defecar. En más del 95% de los chicos
constipados la causa es funcional, es decir, no hay causa orgánica.
Otra señal
es el denominado "escurrimiento", un tipo particular de incontinencia
que se asocia a la constipación. Al estar tan ocupado el intestino grueso, la
materia fecal en formación no se endurece y se va escurriendo a través del
intestino ocupado. El niño presenta la ropa interior manchada, por lo que puede
confundirse con diarrea, pero en realidad habla de una elevada constipación.
Además, algunos síntomas indirectos asociados pueden ser irritabilidad, falta
de apetito, distención y dolor abdominal, los cuales mejoran cuando los chicos
presentan deposiciones.
Ciertos factores pueden
predisponer a que el niño sufra de constipación: historia familiar
(hermanos y/o padres), paso de la lactancia materna a leche de fórmula, otros
cambios en la dieta, poca ingesta de fibras, escaso consumo de agua, miedo a
hacer caca en el inodoro/pelela o no querer ir al baño en la escuela, entre
otras. Hasta la pubertad, la constipación afecta tanto a niñas como a niños,
luego es más prevalente en ellas.
En
particular, la época del control de esfínteres predispone a la constipación por
múltiples causas. Los niños retienen por más tiempo la materia fecal, tal vez
no quieren hacer en la pelela /inodoro, si las heces son más voluminosas
pueden producir dolor. Esto se convierte en un círculo vicioso, más duele, más
retiene, y mayor es el tamaño de las heces. La única forma de romper con esto
es aumentar la fibra de la dieta, bajar la cantidad de leche de vaca que toma,
y valorar si el niño está realmente listo para dejar los pañales. En
tanto, en chicos en edad escolar es frecuente que la constipación pase
desapercibida, son más autónomos y van al baño solos. En este grupo, la
“constipación oculta” es una causa muy común de dolor abdominal recurrente.
El tratamiento se
enfoca en primera instancia en modificar la dieta y la ingesta de líquidos,
luego evitar el hábito del niño de posponer las ganas de ir al baño.
· Dieta
rica en fibras previene la constipación leve a moderada. Una meta
razonable para un niño es ingerir alrededor de 7-10 gramos de fibra
diarios. Cada porción de frutas o verduras aporta 1 gramo, por lo cual el
objetivo de 5 porciones de fruta y verdura en el día es una forma
accesible de prevenir la constipación. La cáscara de las frutas aporta más
fibra aún, con lo cual bien limpias y sin pelar es una buena opción para sumar,
comiéndolas enteras o como parte de licuados. Los jugos, aun exprimidos, tienen
poco contenido de fibra y no se recomiendan. Otra opción son los cereales
integrales ricos en fibras.
· Ingesta
de líquidos. El niño debe consumir una buena cantidad de líquidos estimada
en un 1 litro por día preferentemente de agua (sin endulzantes ni jugos
artificiales). Y hay que ofrecerles para que la tomen durante todo el día.
· Cambio
en la lactancia. La transición de leche materna a leche de fórmula parece
desencadenar constipación. Se puede limitar la leche de formula a
400-700ml diarios, alternando con la materna hasta retirar la misma. Asegurarse
que la alimentación complementaria tenga buen contenido de fibras.
· Consumo
de leche de vaca. El exceso de leche entera de vaca (más de un litro
diario) puede lentificar el tránsito intestinal y saciar al niño, que termina
no consumiendo otros alimentos ricos en fibra. En niños mayores a un año son
suficientes 500-700 ml de leche diarios para llegar a los requerimientos de
calcio necesarios para la edad.
Cuando el
niño está severamente constipado, las opciones terapéuticas son
laxantes osmóticos (por ej. Barex, Lactulon) o desimpactación con enema.
Es imprescindible que la indicación de tratamientos farmacológicos para la
constipación sea indicada y supervisada por un pediatra. Es importante tener en
cuenta que los laxantes no tienen capacidad adictiva, que son idealmente
transitorios hasta que las modificaciones conductuales se hacen hábito, y que
si en algunos pacientes su uso es prolongado, se debe a la mala evolución y no
por dependencia o acostumbramiento.
Por otra
parte, hay algunos casos en los que la constipación obedece a causas
orgánicas. Hay algunos signos de alarma a tener presentes para descartar
esta situación: constipación que comienza antes del primer mes de vida, sangre
en la materia fecal (sin evidencia de fisuras anales), retraso del crecimiento,
distensión abdominal anormal, posiciones anómalas del ano, pigmentaciones o
lesiones a nivel de la columna, etc. En estos casos es indispensable consultar
con el pediatra de cabecera para determinar la necesidad de estudios
específicos.
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