miércoles, 27 de marzo de 2013

El hierro y su relación con el desarrollo cerebral infantil


Las funciones ejecutivas, son capacidades cerebrales que se van desarrollando a medida que una persona va creciendo. Genéticamente estamos predispuestos a ello, sólo necesitamos el contexto adecuado para llevarlas a cabo.



Por Silvina Castro
Para Todo Salud


Las llamadas funciones ejecutivas, tienen una base anatómica en el cerebro, en la corteza pre frontal, lo que es muy importante para el desarrollo humano. La variedad de estas funciones, nos permite hacer y desarrollar acciones complejas, tienen que ver con la capacidad de inhibir estímulos,  de organizarnos, de priorizar, de aprender de experiencias previas y de autocrítica. Estas son las acciones que nos caracterizan como seres humanos integrales, y de alguna manera nos distinguen del comportamiento animal.
Cecilia Algarin, médica neuróloga infantil, profesora e investigadora de la Universidad de Chile, en el marco del 2° encuentro internacional de nutrición Infantil, aseguró que “el correcto desarrollo de las funciones ejecutivas nos permite interactuar de una forma honesta, amable y caritativa”.
Además agrega que, para que las mismas prosperen, hacen falta neuronas y neurotransmisores que se hallan en el circuito de la corteza pre frontal, los más importantes son la dopamina, la serotonina y un inhibidor llamado Gaba. La dopamina, por ejemplo, “es una de las más importantes que intervienen en este proceso,  y es fundamental para su producción el consumo de hierro. Si existe una deficiencia del mismo, los receptores de dopamina no actúan y no pueden llevarse a cabo correctamente las funciones ejecutivas”.
Una de las deficiencia más prevalentes en la población es la de hierro, por esta razón es tan estudiada; pero, a su vez es la más fácil de tratar ya que con un suplemento se soluciona.
En la adolescencia o en la edad adulta, las deficiencias nutricionales producen alteraciones en el funcionamiento, disminución de la memoria, capacidad de rendimiento, etcétera. Estas falencias se pueden revertir cuando se suple el nutriente que hace falta.
“El mayor problema es que la alimentación que se promueve en la actualidad es muy poco sana y no contiene los micronutrientes  necesarios para que nuestro desarrollo sea el correcto”, afirma Algarín.
En resumen una dieta balanceada que integre carbohidratos, verduras, proteínas y frutas, consumidas en el momento adecuado, ayuda a construir un menú apto para favorecer la correcta función cerebral.
La leche materna en el niño y la buena alimentación en la mamá, colaboran a un buen desarrollo en la infancia, así como también, en casos necesarios, los suplementos de hierro y DHA.
Con solo una entrevista nutricional y algunos estudios específicos se puede comprobar si existe o no falta de nutrientes y en el caso de existir falencias se soluciona con suplementos. Lo importante es estar atentos, sobre todo en los niños, para evitar un injustificado retraso en el desarrollo.

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