El sedentarismo es una de las razones del aumento de peso, que a su vez aumenta el riesgo de síndrome metabólico y enfermedades cardiovasculares. La actividad física, junto con una alimentación sana reducida en calorías, permite recuperar el equilibrio y mejorar gran cantidad de factores de riesgo para la salud.
La lucha contra el sobrepeso y la obesidad es uno de los
principales desafíos para la salud pública, dado que el aumento desmedido de
peso en la población se vincula a un mayor riesgo de síndrome metabólico y
enfermedades cardiovasculares. Y dentro de las estrategias más actuales para
bajar de peso, además de una dieta reducida en calorías, uno de los conceptos
que más se escuchan en la actualidad es el de “estar en movimiento”, una
actitud que va mucho más allá de realizar ejercicio físico regular.
Así lo explicó el Dr. Javier Morán, Catedrático de
Innovación Alimentaria en la Universidad Católica San Antonio en Murcia,
España, durante su reciente visita al país: “La revisión de la literatura pone
de manifiesto la eficacia del ejercicio físico en las terapias de pérdida de
peso. A partir de la segunda mitad del siglo XX se empezó a relacionar la
inactividad física con la aparición de numerosas enfermedades crónicas. Desde
entonces, se han multiplicado las publicaciones que sitúan el sedentarismo como
uno de los principales factores de riesgo evitables en la aparición de
enfermedad cardiovascular, síndrome metabólico y ciertos tipos de cánceres”.
Una revisión reciente de estudios randomizados y no
randomizados de Ross y Janssen (2001)[1] demuestra que la pérdida de peso es
proporcional al aumento del gasto calórico asociado al ejercicio en los
estudios de corta duración y de un elevado gasto energético (2.200
Kcal/semana). Sin embargo, “esta linealidad se pierde en los de larga duración
o en los programas en los que el ejercicio supone un gasto energético de 1.000
Kcal/semana”, lo que podría deberse a “la pérdida de interés de los pacientes
por la dieta o por el ejercicio físico”, según el especialista.
Es por ello que las estrategias para aumentar la adherencia
del ejercicio físico en el tratamiento de la obesidad deberían ser
personalizadas, teniendo en cuenta “las barreras psicológicas del individuo y
sus limitaciones físicas”, y tendrían que “estimular el aumento de la confianza
en uno mismo con el ejercicio; estimular la regularidad del ejercicio y su
disfrute y no insistir en la intensidad o tipo de ejercicio, identificando la
actividad física diaria (caminar, subir escaleras, empujar el carro de la
compra, trabajar en el jardín, etc.) como ejemplos de actividad física a
potenciar”, destacó el Dr. Morán.
La actividad física debe acompañarse de una alimentación
equilibrada nutricionalmente y baja en calorías; además, existen suplementos
dietarios que benefician el descenso de peso. Entre ellos se destaca el ácido
linoleico conjugado original (Metabolic cla®), que reduce la cantidad de grasa
en personas físicamente activas. Los efectos se observan en particular en la
zona abdominal, donde se concentra la grasa visceral cuyo aumento se relaciona
más que otra variable con el riesgo cardiovascular
“En términos de intervención nutricional, los estudios que
relacionaron la ingesta de CLA con la pérdida de masa grasa en sujetos sanos,
han resultado esperanzadores para contrarrestar los efectos del sobrepeso”,
destacó el Dr. Morán. Por ejemplo, estudios realizados por el Dr. Villegas de
la Universidad Católica San Antonio de Murcia, España, “demuestran que cuatro
meses de actividad física consistente en un entrenamiento de circuito durante
una hora cuatro veces a la semana no es suficiente para inducir cambios
significativos en la composición corporal. Sin embargo, la ingesta asociada de
3g de CLA sí produjo cambios estadísticamente significativos en la masa grasa
de los participantes en los estudios”.
Aunque es difícil determinar los rangos de gasto calórico
asociados a mejoras en el consumo de oxígeno, en la prevención de enfermedades
cardiovasculares o en el tratamiento de la obesidad, el Colegio Americano de
Medicina Deportiva recomienda una actividad física diaria que suponga un gasto
energético de entre 150 y 400 Kcal. “Evidentemente el cálculo del gasto
energético deberá individualizarse en función de la condición física y de salud
de cada individuo”, consignó el experto, quien concluyó que “hay que insistir
en el hecho de ser activo sin perder tiempo en análisis concretos como por
ejemplo cuál es el mejor momento de realizar la actividad o si es mejor comer
antes o después del ejercicio”.
Tips para bajar de peso en movimiento
· Suplementos
dietarios como el ácido linoleico conjugado original (“food grade”) reducen la
cantidad de grasa en personas físicamente activas al tiempo que aumentan la
masa muscular.
· La
progresión del programa de entrenamiento dependerá del estado de salud y de la
condición física del sujeto. En principio, las fases a seguir son: un periodo
inicial de condicionamiento, a continuación un periodo de mejora y por último
un periodo de mantenimiento. Los individuos más sedentarios empezarán el
entrenamiento con la meta del gasto calórico de 150 kcal y progresarán hasta
conseguir las 400 Kcal diarias.
· Para la
pérdida de peso inicial son tan eficaces un programa de ejercicio aeróbico como
un programa de modificación de los hábitos de vida.
· En cambio,
para el mantenimiento del peso perdido durante más tiempo es más eficaz aquel
programa que logra un cambio en los hábitos diarios, como son caminar más, ver
menos horas de televisión, etc.
· Para
prevenir el riesgo de lesiones es conveniente que cada sesión se inicie con un
correcto calentamiento con los correspondientes ejercicios de estiramientos y
finalizar con un periodo de vuelta a la calma.
· Es
importante utilizar un material adecuado, ropa ligera que no impida la
transpiración y calzado deportivo o apto para el ejercicio. Los individuos
obesos tienen una mala tolerancia al calor.
· Para evitar
la deshidratación, sobre todo en caso de obesidad asociada a otras patologías
que requieran tratamientos médicos asociados (diuréticos, antiinflamatorios,
etc.), se debe realizar el ejercicio en un ambiente neutro o en el momento
menos cálido del día y llevar una correcta hidratación.
Cuánto es suficiente
· Sin embargo,
como guía, en 2002 la Asociación Internacional para el Estudio de la Obesidad
recomendó 30 minutos diarios de ejercicio de moderada intensidad para la
prevención de enfermedades crónicas, incluso en personas con sobrepeso y
obesidad. Para las personas que previamente eran obesas y quieren evitar recuperar
el peso perdido, realizar de 60 a 90 minutos de ejercicio de moderada
intensidad o ejercicio vigoroso durante menos minutos. Para aquellos con peso
normal que quieren evitar ganar peso, recomiendan una actividad física moderada
de 45 a 60 minutos cada día.
· En los más
pequeños, “actualmente las recomendaciones para niños mayores de seis años
indican acumular al menos 30 minutos de actividad física moderada casi todos
los días de la semana. En niños más pequeños, se recomienda estimular los
juegos activos más que enfatizar el ejercicio físico, de modo que se creen
situaciones estimulantes de la actividad física. En niños mayores y
adolescentes se debe realizar unos 20-30 minutos de actividad física vigorosa
al menos tres veces a la semana”, afirmó el Dr. Javier Morán.
Estrategias en niños y adolescentes
· En general se recomienda ejercicio aeróbico
que suponga un aumento del gasto calórico importante a través de juegos o
deportes que permitan la socialización y sean suficientemente recreacionales.
· Durante la
infancia, la implicación de la familia en el programa de modificación de
conducta asegura un mayor éxito de la terapia.
· Durante la
adolescencia, el individuo tiene tendencia a crear sus propios grupos, la
opinión de sus amigos es muy importante y el de la familia es poco valorada. En
estos casos las terapias individuales, estructuradas pero más flexibles tendrán
más éxito.
Sedentarismo en aumento
· El Dr. Morán
señaló que “la evolución económica e industrial de las sociedades conlleva una
disminución de la actividad física en la vida diaria. Nuestros antepasados
tenían la necesidad de moverse para comer ya sea a través de la caza, la pesca
o la agricultura. En la sociedad industrializada actual, el hombre sólo tiene
que ir a los centros comerciales, tiendas o mercados a abastecerse de
alimentos, lo cual conlleva una disminución del gasto energético asociado al
mismo. Si a ello añadimos el hecho de que el uso del automóvil ha anulado o
disminuido el gasto asociado a caminar, todavía tenemos una carga energética
menor”.
· Y para
quienes culpan a las horas dedicadas a mirar la TV o frente a la computadora,
el especialista enfatiza que “deben deberse también a un cúmulo de actitudes
que propician el sedentarismo como desplazamientos en vehículo, uso de ascensor
y otras”.
·
Lamentablemente, a menor actividad física mayor es la ganancia de peso a
largo plazo. El estudio CARDIA (Lewis, 1997), es un estudio prospectivo que
analiza la ganancia de peso durante siete años, realizado sobre una muestra de
casi 4.000 individuos de 18 a 30 años. Una baja capacidad física, medida por un
test de esfuerzo en una cinta rodante, está fuertemente relacionada con el
aumento de peso. Cada minuto menos en la duración de la prueba de esfuerzo
máxima, predecía un aumento de peso de 1,5 kg en los hombres y 2,1 Kg en las
mujeres.
A qué se llama "actividad física"
Actividad física se define como cualquier movimiento
corporal producido por los músculos esqueléticos que produce un gasto
energético por encima del metabolismo basal. La unidad de medida son las
Kilocalorías o kilojulios, el consumo de oxígeno (VO2 max), los METS (múltiplos
del metabolismo basal) o el índice PAL (cociente entre el gasto energético
debido a la actividad física y el gasto metabólico basal).
Ejercicio físico es toda actividad física planificada y
repetitiva con la finalidad de mejorar o mantener la forma física. A menudo, se
usa como sinónimo de 'actividad física', aunque son conceptos diferentes.
Deporte es una actividad física reglamentada y competitiva.
Forma física es el conjunto de capacidades físicas que
incluyen factores relacionados con habilidades (agilidad, equilibrio, etc.) y
con salud (endurancia o capacidad aeróbica, fuerza muscular, resistencia
muscular y flexibilidad).