En los últimos años se desarrollaron técnicas que permiten una intervención mínimamente invasiva para sellar uno de los tipos más comunes de ruptura aórtica, el tipo B.
La aorta es el vaso sanguíneo más grande del organismo, y se
extiende desde el corazón hasta el abdomen inferior transportando sangre
oxigenada hacia todo el cuerpo. Existen ocasiones en las que se produce una
ruptura en la pared de esta arteria, y el ingreso de sangre por el canal
incorrecto puede producir serias consecuencias, llegando inclusive a la muerte.
Para tratar uno de los tipos más comunes de esta condición, denominado "disección
de la aorta" o "aneurisma disecante tipo B”, en los últimos años se
han desarrollado técnicas mínimamente invasivas que permiten sellar la ruptura
mediante la colocación de prótesis por vía endovascular. Según informó el
Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), esta técnica ha
desplazado a las cirugías a cielo abierto en estos pacientes, ofreciendo mayor
seguridad y menor riesgo de complicaciones.
La pared de la aorta está formada por un conjunto de tres capas:
íntima, media y adventicia. La disección aórtica ocurre generalmente debido a
la ruptura o daño en la pared interior de la arteria, lo que hace que la sangre
impulsada por el corazón ingrese por la ruptura avanzando entre las capas de la
aorta, creando dos canales: la 'luz verdadera' (circulación normal) y la 'luz
falsa'. El objetivo del tratamiento es prevenir complicaciones y en lo posible,
cerrar o ¨sellar¨ el sitio de entrada de sangre hacia la falsa luz.
El Dr. Daniel Omar Mauro, médico especialista en Cardioangiología
y miembro del CACI, reveló que "el aneurisma disecante de aorta ocurre en
aproximadamente dos de cada 10 Arteria aorta – Recorrido mil personas, en
general en hombres entre los 40 y 70 años de edad, y suele requerir de una intervención
inmediata. Cuando se trata del tipo B, es decir, en la porción de la aorta que desciende
por el tórax y el abdomen, la cirugía prácticamente ha sido dejada de lado
debido a que presenta elevadas tasas de mortalidad o complicaciones muy
graves".
En opinión del Dr. Alejandro García Escudero, médico
especialista en Cardiología Intervencionista y miembro del CACI, “la disección
de aorta tipo B, es un cuadro clínico que cuando se presenta en forma de
emergencia y no puede ser controlado con medicación, es de mortalidad muy
elevada. Históricamente la cirugía presenta una mortalidad y tasa de complicaciones
muy alta. La llegada de este método endovascular, de muy rápida implementación,
presenta muy buenos resultados, con una franca disminución de la mortalidad y
pocas complicaciones”.
"La disección tipo B se suele tratar inicialmente con
potentes analgésicos y drogas que reducen la presión arterial y en forma
adicional, mediante el implante de una prótesis vascular interna (endoprótesis
de aorta). Este tratamiento se realiza en la Sala de Hemodinamia, o en un quirófano
equipado a tal fin, donde observando con rayos X se introduce la endoprótesis
por dentro de la luz verdadera de la aorta. Este minúsculo dispositivo se
encuentra cerrado, contenido dentro de una vaina especial que mide entre 6 y 8
milímetros, y una vez localizado el sitio de ruptura de la aorta, se libera
progresivamente y se expande hasta un tamaño previamente determinado al tamaño
de la aorta (entre 21 y 45 milímetros), logrando así una suerte de 'encamisado'
interno que cierra el lugar de ruptura de la pared de la aorta, y evita que progrese
la disección, dirigiendo el flujo de sangre solo dentro de la luz
verdadera", explicó el Dr. Mauro. Una vez logrado el objetivo de cerrar el
lugar de ruptura, la disección ya no progresa y la extrema gravedad del cuadro
se reduce; progresivamente la 'falsa luz' se cierra. “Cuando la disección de
aorta ha sido controlada con medicación pasa a una fase subaguda. En estos
casos, podría progresar a una dilatación patológica de la aorta (aneurisma).
Para evitarlo, frecuentemente se utiliza la colocación de una endoprótesis. Se
realiza el procedimiento en forma programada, bajo anestesia local, con una
tasa de éxito de alrededor del 95%, y bajo porcentaje de complicaciones.
Normalmente requiere una internación de 2 a 3 días”, completó el Dr. García Escudero.
En general, la evolución de los pacientes suele ser
favorable si no se comprometieron órganos vitales en el avance de la disección.
En ocasiones puede requerirse de una cirugía adicional de by-pass para
reestablecer el flujo de sangre hacia un órgano o un miembro inferior si el
mismo permanece comprometido.
“Tienen mayor riesgo de padecer esta condición aquellas
personas que poseen antecedentes heredofamiliares de aneurismas o de
determinadas enfermedades genéticas. También los pacientes tabaquistas, los que
tienen edad avanzada, hipertensión arterial, enfermedad pulmonar obstructiva
crónica (EPOC), enfermedades como el feocromocitoma, coartación de aorta,
Takayasu, arteritis, enfermedad poliquística, inmunodepresión, embarazo y traumatismos”,
manifestó el Dr. Gustavo Alejandro Lev, médico especialista en Cardiología Intervencionista
y también miembro del CACI.
Cómo prevenirla
Las causas de una disección de aorta pueden ser variadas,
pero principalmente se reconoce a la aterosclerosis y la hipertensión arterial
como factores principales. También pueden ocasionarla traumatismos en el tórax,
como sucede en algunos accidentes automovilísticos. Suelen comenzar
repentinamente, con síntomas como intenso dolor torácico, muchas veces indistinguible
del provocado por un infarto. El dolor suele irradiarse hacia la espalda, los
brazos o el abdomen a medida que la disección progresa y empeora. Otros
síntomas asociados pueden ser: desmayo (síncope), falta de aire, inmovilidad,
frialdad de un miembro con falta de pulso y otros. La confirmación del
diagnóstico se puede realizar mediante diferentes estudios, tales como
tomografía computada, resonancia magnética, ecografía doppler o angiografía por
cateterismo.
Para prevenir esta condición, es recomendable realizar un
tratamiento y control adecuado de la hipertensión arterial y la aterosclerosis
(depósitos de colesterol en las arterias), lo que puede reducir el riesgo de
disección aórtica. El riguroso control de la presión arterial es fundamental cuando
coexisten otros factores de riesgo como edad, sexo, tabaquismo y colesterol
elevado.
Además, está ampliamente demostrado que algunas drogas para
la hipertensión arterial pueden reducir la probabilidad de disección. “Es
posible prevenir la aparición de una disección aórtica a través del control de
los factores de riesgo que la pueden perpetuar como son: evitar el tabaquismo,
mantener niveles normales de tensión arterial y lípidos (colesterol /
triglicéridos) y control clínico mediante métodos complementarios sistemáticos
en aquellos que presentan alteraciones genéticas o hereditarias (ej. Síndrome
de Marfan), enfermedades infecciosas que puedan perpetuar un aneurisma disecante
de aorta torácica y/o abdominal y a los pacientes que poseen diagnóstico de aneurisma
de aorta bajo tratamiento médico. Se está evaluando la terapia biológica para prevenir
el desarrollo de los aneurismas en esta localización”, insistió el Dr. Gustavo
Alejandro Lev.
Por último, el Dr. Mauro recordó que "es fundamental
crear conciencia acerca de consultar inmediatamente en un centro asistencial
ante la aparición abrupta de un dolor torácico intenso que se traslade hacia
distintas partes del cuerpo o que además se acompañe de algunos de los síntomas
mencionados".
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