La llegada de la
primavera significa, para muchos, el reverdecer de la naturaleza, la estación
del amor, o la cercanía de las vacaciones.
Para muchos otros, en
cambio, lo que comienza es la aparición de molestos y continuos síntomas como
ataques de estornudos, ojos llorosos y congestión nasal. Se trata de las
llamadas “alergias estacionales”, que afectan cada año a millones de personas
en el mundo, y que pueden prevenirse y combatirse fácilmente incorporando
ciertos productos orgánicos a la alimentación.
La
alergia, en términos generales, significa “modo anormal de reacción”. Es el
conjunto de fenómenos de carácter respiratorio, nervioso o eruptivo producidos
por la absorción de ciertas sustancias que dan al organismo una sensibilidad
especial ante una nueva acción de tales sustancias, aún en cantidades mínimas.
Lo cierto es que resulta importante entender que la alergia -o más
exactamente la reacción alérgica-, no es una enfermedad por sí misma, sino un
síntoma. Es decir, una manifestación de una alteración de la capacidad de
reacción. Dentro de las dolencias más comunes de la estación se destacan los
episodios de rinitis, sinusitis o rinusinusopatías, dermatitis alérgicas, conjuntivitis,
asma y fiebre del heno.
En
los últimos 15 a 20 años, los cuadros alérgicos se han incrementado de un modo
"epidémico" a nivel mundial. El hecho de que en Argentina entre un 20
y un 25% de la población padezca rinitis alérgica o asma; que 1 de cada 2
personas en EE UU padezca algún tipo de alergia; o que en Alemania existan más
de 25 millones de afectados por estas patologías, nos demuestra que se trata de
un síntoma que ha invadido al género humano.
Respecto
al origen de las alergias, el Doctor Abelardo Gatica Baudo, médico con
orientación en Medicina Antroposófica, explicó: “por medio de un simple
ejemplo, comprenderemos mejor cómo es que surge la alergia: una persona huele
una flor. Tal vez sienta un cosquilleo en la nariz y luego estornude, pero no
sucede nada más. Transcurrido un año puede presentarse una situación similar,
pero con consecuencias muy diferentes. Es decir, la misma persona huele una
flor de la misma especie que el año anterior, pero esta vez no siente tan solo
un cosquilleo, sino más bien un picor en la nariz, estornuda muchas veces, y la
nariz le gotea durante algún tiempo. Ahora se le ha inflamado la mucosa nasal;
es decir, ha reaccionado con hiper-ergia. Se ha vuelto alérgica”.
“Lo
esencial de las alergias -agregó Gatica Baudo- no reside en el polen o en las
sustancias que las desencadenen -los llamados 'alérgenos'- sino que el factor
decisivo es la alteración de la capacidad de respuesta del ser humano. De modo
que el verdadero trastorno reside en uno mismo, en nuestro propio sistema
inmunológico, y no en la peligrosidad que supone el que el polen u otras
sustancias ajenas invadan al cuerpo. En las personas sanas, los pólenes no
penetran más allá de la mucosa nasal, sino que permanecen en la superficie; sin
embargo, en las personas alérgicas sí penetran más profundamente y, en
consecuencia, la situación se agrava. Naturalmente esto significa que no es el
polen el que se decide atacar a determinadas personas, sino al estado mismo de
la mucosa de este tipo de pacientes”.
Por
su parte, Lorena Farina -directora de Vida Plena, el primer delivery de
productos orgánicos de Cuyo- aportó: “Tener un organismo sano es, ante todo,
una condición indispensable para poder desarrollar una vida normal. El
organismo sano posee una capacidad de defensa; puede impedir la penetración de
sustancias extrañas, bien sean pólenes, bacterias, hongos, polvo, virus u otras
sustancias a las que no les corresponde estar en el interior del cuerpo. Y el
sistema inmunológico puede fortalecerse y las personas sanarse, a través de una
buena alimentación.”
La importancia de una buena
alimentación
Además
de las situaciones climático-ambientales de cada lugar en particular, existen
diversos alimentos que pueden desencadenar y agravar los cuadros de alergias. Los
más implicados en esta problemática son: huevos y lácteos (a excepción de la
manteca), chocolate, naranjas, pescado, levadura (panes y otros productos de
pastelería), mariscos, y carne de cerdo y sus derivados (ya que ésta contiene
una proteína muy similar a la humana y es sumamente alergénica). A la vez, es
recomendable evitar todos los mal llamados “alimentos”, que en realidad son
productos que únicamente producen una sensación de saciedad, al tiempo que
generan un terreno propicio para las más diversas patologías.
“Es
fundamental tomar consciencia de que todo aquello que ingerimos puede afectar a
nuestro sistema inmune y, por vía directa o indirecta, generar desde una
rinitis a una alergia respiratoria más grave, o incluso una artritis o
cualquier tipo de enfermedad”, explicó Gatica Baudo. “Una gran cantidad de
alimentos que ingerimos se transforman dentro de nuestro cuerpo en mucus. Este
mucus proviene de las lectinas de un reducido grupo de alimentos que las
contienen. Las lectinas son una variedad de proteínas que en el sistema inmune
complican mucho las cosas ya que son muy aglutinantes y, repito, forman mucus.
Esto se da en mayor medida si consumimos lácteos y harinas de trigo. Ahora
bien, este exceso de mucus es el terreno propicio para que en nuestra mucosa se
instalen gérmenes y, a partir de aquí, tenemos toda una serie de reacciones
patológicas denominadas alergias. Es decir que se produce un círculo vicioso en el que un alimento
incompatible con nuestro tipo de sangre genera mucus, el cual se convierte en
un terreno propicio para la instalación de bacterias; estas bacterias provocan
un aumento de la permeabilidad de las membranas, lo que a su vez provoca una
alergia, que desemboca también en una infección”, concluyó.
Es
por eso que resulta de vital importancia tener en cuenta una buena alimentación
dentro de las acciones a tomar para mejorar la calidad de nuestra salud en
épocas alérgicas. Lorena Farina, aclara al respecto: “los alimentos
orgánicos y/o biodinámicos son grandes aliados no sólo para prevenir y combatir
este tipo de patologías, sino para mejorar integralmente la salud. Brindan un
aporte nutricional más completo que los convencionales, contienen entre un 40%
y un 60% más de vitaminas, antioxidantes y minerales, y no contienen tóxicos,
insecticidas ni pesticidas, los cuales pueden producir alteraciones
neurológicas por modificaciones en el nivel de la acetil colinesterasa, además
de frecuentes alergias del sistema respiratorio, piel e intoxicaciones
alimentarias”.
Prevención y combate
“orgánicos”
En
cuanto a la prevención se refiere, los especialistas indican que es muy
conveniente fortalecer el sistema inmunológico por medio de “medicamentos”
naturales. Una planta adecuada para activar las defensas es la echinacea
(planta originaria de EEUU). También en este sentido, es necesario activar la
función de órganos que pueden estar dañados. Por ejemplo, si es el tubo
digestivo el más comprometido, se recomiendan preparados amargos que hacen
trabajar más a las glándulas digestivas. El remedio adecuado en este caso es el
enciano (gentiana lutea).
Otra
tarea importante es la de regenerar la flora intestinal mediante preparados
adecuados como el kéfir, o también el chucrut y otras verduras preparadas a la
manera de los pickles pero por fermentación natural, y no aquellas que se
elaboran con ácido acético. “En todos los casos de alergias es sumamente
necesario fortalecer el sistema inmune y la flora intestinal tiene un papel
decisivo en la salud integral del ser humano”, enfatizó el Doctor.
Ante
un cuadro agudo de alergia, Gatica Baudo recomienda “implementar una dieta
consciente y responsable en el sentido de desechar toda comida “chatarra” y al
menos toda proteína animal, mientras el cuadro esté en curso. Luego, y en la
medida en que las condiciones de salud así lo ameriten, se pueden ir
incorporando gradualmente las proteínas animales en pequeñas dosis, ya que en
el fondo de estos procesos siempre hay un mal manejo de las albúminas por parte
del metabolismo”.
“Al
consumir productos orgánicos, el alérgico rápidamente nota una descongestión
nasal importante, de manera que si hasta ese momento llevaba aplicándose gotas
-que producen adicción- las puede dejar de usar en pocos días y con la certeza
de que nunca más las va a tener que ir a buscar al botiquín. Eso sí: las
personas deben tomar ciertos recaudos, informándose en profundidad ante estas
situaciones. Por ejemplo, si la persona que padece de alergia respiratoria
comete el error de consumir lácteos y otras proteínas animales en los primeros días
de depuración metabólica, entonces de manera súbita el proceso de mejoría se
interrumpe y reaparecen los síntomas molestos”, completó Farina.
Los problemas de la medicación
tradicional
Con
respecto a la medicina tradicional, Gatica Baudo nos explica que “los
medicamentos más usados para estos cuadros nunca consiguen una cura radical y,
por esto mismo, los costos son cada vez mayores, ya que siempre hay que
continuar 'invirtiendo' en este tipo de fármacos que generan dependencia.
Cuando combatimos los síntomas de la alergia aguda por medio de
antihistamínicos, corticoides, y demás medicamentos de moda, lo que en verdad
generamos es una situación mucho más grave puesto que el organismo pasa de la
hiper-ergia (alergia) a la an-ergia y, entre las enfermedades típicamente
representativas de este polo (an-ergia), tenemos al cáncer y todas las
patologías auto-inmunes. En las últimas décadas, en que se ha combatido la
hiper-ergia con estos medicamentos, han aumentado de manera directamente
proporcional estas patologías crónicas que son mucho más difíciles de tratar,
provocando a largo plazo un daño mucho mayor que el que se quería combatir.”
“Luego
de 35 años de abordar a mis pacientes desde esta perspectiva, estoy en
condiciones de aseverar que los pacientes responden de manera óptima cuando
entienden las consignas y ponen su voluntad al servicio de los cambios
positivos. Ya se trate de asma como de rinitis estacional o en cuadros del tipo
de la fiebre de heno o también en situaciones de conjuntivitis y/o rinusinusopatías
alérgicas, las reacciones hacia la mejoría se presentan de manera rápida y la
curación no tarda en manifestarse. Hablo de verdadera curación, puesto que
gracias a su propio organismo -si se le permite actuar desde sí mismo,
fortaleciendo sus defensas, proporcionándole los alimentos que sanan, como así
también generando una atmósfera de serenidad y confianza en sí mismo- el
paciente vuelve a estar sano y, por ende, feliz”, concluyó el Doctor.
CLAVES
Cinco tips para prevenir y combatir
las alergias
1. Consumir los “7 cereales orgánicos” (uno por uno cada
día de la semana): arroz integral, avena, mijo pelado, cebada perlada, trigo
integral, quinoa y centeno. El amaranto es también un gran aliado, ya que
contiene una excelente proporción de aminoácidos y otros nutrientes esenciales.
2. Es indispensable una ingesta diaria de vegetales
orgánicos de la mayor variedad posible: brócolis, espárragos, acelgas,
espinacas, zapallo, zanahorias, etc.
3. Evitar los alcauciles, el ajo y las lechugas que no sean
orgánicos, ya que reciben frecuentes fumigaciones.
4. En el consumo de frutas frescas, evitar las tratadas con
pesticidas.
5. Mucha atención con las manzanas que reciben 9
"curaciones" al año, las frutillas y también los tomates. Consumir
orgánicos frescos es garantía de salud.
DE
ACEQUIAS
Mendoza, tierra del sol, el vino…y las
alergias
En
la provincia vivimos una situación muy especial ya que no solo ocurre que en
primavera florecen la mayor cantidad de especies vegetales - con todo lo que eso
implica en cuanto a la carga de polen en la atmósfera -, sino que además se
suma la sequedad del medio ambiente, lo que de por sí hace que se multiplique
de manera exponencial la "lluvia" de alérgenos. Aún más en los días
en que corre viento zonda, que es cuando baja drásticamente la humedad y el
aire se convierte en “irrespirable”.
Lorena
Farina agrega que “a toda esta situación ambiental-climática tenemos que
sumarle los agentes químicos de la más variada naturaleza que han invadido
nuestras vidas en todos sus aspectos: limpieza, alimentos, higiene, etc.,
dándose una situación de saturación permanente de pesticidas, conservantes,
colorantes, edulcorantes, desinfectantes, resaltadores del sabor,
aromatizantes, etc.”
En
el mismo sentido, el Dr. Gatica Baudo sostiene que “actualmente son miles y
miles las sustancias que penetran dentro de nuestro organismo y, ante esta
nueva situación impensada en la evolución, el organismo humano no ha tenido el
tiempo adecuado para poder desarrollar una serie de mecanismos inmunológicos
(de defensa) para poder salir airoso de este embate de agentes sintéticos que
no existieron nunca antes en este planeta”.
Asesoramiento
Doctor Abelardo Gatica Baudo, Médico con
orientación en Medicina Antroposófica. Matrícula Profesional: 2932. (www.antropo-sophia.com.ar )