El
virus del papiloma humano (VPH) no sólo es la principal causa de cáncer de
cuello de útero sino que además es responsable de la mayoría de los casos de
cáncer anal, que afecta tanto a hombres como mujeres. Por eso, la
Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT)
amplió la indicación de Gardasil, la única vacuna que protege contra los cuatro
tipos del VPH que provocan la mayor parte de las enfermedades relacionadas con
ese virus (6, 11, 16 y 18), y la incorporó para la prevención del cáncer anal y
la neoplasia intraepitelial anal (lesión precursora de la enfermedad maligna)
en niñas, niños, mujeres y hombres de 9 a 26 años de edad.
“Es una gran decisión, ya que estamos
hablando de prevención primaria, es decir que aunque esa población tenga
contacto con estos tipos de VPH, ahora se podrá evitar que desarrollen lesiones
como verrugas intrarrectales, lesiones preneoplásicas y/o cáncer anal. En los
ensayos clínicos publicados, el grado de prevención de la vacuna para las
lesiones mencionadas en cuanto a su eficacia es cercano al 70% para hombres y
mujeres de 9 a 26 años”, informó el
doctor Silvio Tatti, director del Programa de Tamizaje, Terapéutica y
Vacunación del Tracto Genital Inferior del Hospital de Clínicas de Buenos
Aires. Y agregó: “Queremos remarcar que
la vacuna para VPH, que inicialmente era sólo para ellas, se ha transformado en
una vacuna neutra de género, es decir para hombres y mujeres por igual”.
El
VPH se puede contagiar mediante cualquier actividad que involucre contacto
sexual (no es necesario el coito). Existen más de 100 tipos diferentes y cerca
de 30-40 de ellos afectan al área genital. Si bien, por lo general, el VPH se cura
espontáneamente (se estima que afectará aproximadamente entre el 75% y 80 % de
los varones y mujeres en algún momento de sus vidas, aunque muchos ni se
enteran), hay personas en las que esto no ocurre y el virus puede provocar
consecuencias graves como cáncer vulvar, vaginal y cervicouterino en mujeres y
verrugas genitales y/o cáncer anal en ambos sexos.
Los
tipos 16 y 18 del VPH provocan cerca del 70 % de los casos de cáncer
cervicouterino y vaginal y hasta el 50 % del vulvar en mujeres. Por su parte,
los tipos 6 y 11 provocan cerca del 90 % de los casos de verrugas genitales en
ambos sexos, así como las lesiones cervicouterinas y genitales de bajo grado y
los papanicolau anormales. “El 90% de los
cánceres de recto en el hombre está vinculado a los tipos 16 y 18 del VPH”, afirmó
Tatti.
Un tipo de cáncer sin género
“Según el CDC de los EE.UU., la
incidencia de cáncer anal es de 1,2/100.000 varones y de 1,8/100.000 mujeres,
siendo mayor la prevalencia en ellas que en ellos. Hace 20 años, la incidencia
de este cáncer era de 1/100.000, pero actualmente es de 35/100.000 en la
población de hombres que mantienen sexo con hombres. Más grave es el incremento
en mujeres, en donde se ha dado un aumento del 50% en las últimas dos décadas”, explicó el especialista, quien además recordó los
factores de riesgo para la enfermedad: el inicio precoz de las relaciones
sexuales y los múltiples acompañantes sexuales, tanto en hombres como en
mujeres; la práctica del coito receptivo anal; el antecedente de haber padecido
una infección por VPH de alto riesgo (es decir oncogénico); haber tenido el
diagnóstico de verrugas ano-genitales; haber tenido un antecedente de cáncer de
cuello de útero, vulva o vagina; haber recibido irradiación en la pelvis; el
tabaquismo y tener algún grado de inmunosupresión, como recibir altas dosis de
corticoides en forma continua, recibir inmunosupresores por haber recibido un
trasplante o ser VIH positivo.
El
diagnóstico de cáncer anal se puede realizar con un simple tacto rectal, “pero lo más importante es diagnosticar su
preneoplasia, denominada neoplasia intraepitelial anal, la cual no tiene
capacidad de dar metástasis y es 100% curable mediante su resección quirúrgica.
Se diagnostica a través de la realización de un Papanicolaou rectal y la
práctica de una Anoscopia de Alta Resolución, que es la visualización con una
lente de magnificación del recto para determinar si hay lesiones o imágenes
compatibles con lesiones precancerosas, y efectuando una biopsia siempre en
forma ambulatoria para su correcto diagnóstico y eventual tratamiento”,
aseguró el especialista.
“Cuanto antes comencemos a vacunar a la
cohorte elegida -inmunizar sólo a los grupos de riesgo tiene un escaso impacto
poblacional-, la prevención del cáncer anal y su neoplasia intraepitelial será
más rápida”, recomienda Tatti, “lo que introduce esta aprobación de la
ANMAT muy implícitamente es que la vacuna del VPH ya no es sólo para mujeres
sino también para los hombres, que padecen un 40% de cáncer de pene vinculado a
VPH y un 90% de cáncer de recto vinculado a VPH 16 y 18” concluyó.
La importancia de esta enfermedad es
tal, que la experiencia del Dr. Tatti y su equipo de trabajo en el hospital de
Clínicas sobre 500 pacientes ha sido publicada, este mes de octubre, en la
revista de la Sociedad Norteamericana de Colposcopia, la revista referencial a
nivel mundial para este tipo de enfermedades.
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