Recomiendan cuáles son las
estrategias más eficaces para reducir el alto consumo de sal de los argentinos.
La presión alta es uno de los principales factores de riesgo
cardiovascular. Se considera elevada cuando es igual o superior a 140/90 mmHg.
Uno de los pilares del tratamiento es el cambio de hábitos: desde una
alimentación saludable, reduciendo el consumo de los productos que más sal
contienen (tales como embutidos), hasta actividad física regular.
Buenos Aires, 26 de Noviembre de 2013.-“Disminuir el consumo
de sal es, una condición innegociable para el tratamiento de la hipertensión
arterial; y en personas que tienen alto riesgo de padecerla (con tendencia a la
‘presión alta’), puede significar la normalización de los valores sin necesidad
de otro tratamiento”. Así lo afirmaron especialistas en el marco del 1er.
Simposio Internacional de Hipertensión Arterial en Mendoza, organizado por la
Universidad Nacional de Cuyo, y con el auspicio de la Sociedad Argentina de
Hipertensión Arterial (SAHA), entre otras prestigiosas entidades.
Numerosos estudios científicos han demostrado la relación
directa que existe entre el consumo de sodio y el aumento de la presión
arterial, un factor de riesgo cardiovascular. El Dr. Felipe Inserra, médico
especialista en Nefrología y presidente de la Sociedad Argentina de
Hipertensión Arterial (SAHA), explicó que “algunos pacientes, en especial
aquellos que tienen presión más cercana a la normalidad (lo que se denomina
"Limítrofe: 130-139 y/o 85-89 mmHg), simplemente con cambios del estilo de
vida pueden lograr que la presión arterial descienda, e inclusive algunos llegan
a valores de normalidad”.
“Se trata de incorporar estrategias eficientes y sencillas
de aplicar, tales como llevar una alimentación saludable, que incluya más
frutas y verduras, reducir el uso de sal al cocinar o en la mesa, evitar los
embutidos y hacer actividad física en forma regular, empezando con caminatas
progresivas hasta llegar a 30-50 minutos 4 a 6 veces por semana, y un plan para
bajar de peso, en el caso de que el paciente lo requiera. También es importante
dejar de fumar y moderar la ingesta de alcohol. Pero en lugar de eso, muchas
veces las personas adoptan medidas irrelevantes, como puede ser restringir el
sodio del agua, o ineficientes, como comer un paquete gigante de papas fritas
bajas en sodio, que en definitiva le aportará más sodio que una porción de
papas fritas regular, además de aportarle calorías. Luego habrá que evaluar la
evolución de cada caso para establecer si es necesario un tratamiento
farmacológico”.
Pero, lamentablemente, “en Argentina se come mucha cantidad
de sal de mesa o ‘cloruro de sodio’; según datos del Ministerio de Salud de la
Nación, el consumo diario promedio es de 12 gramos en hombres y 11 gramos en
mujeres, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
es que la ingesta no debe superar los 5 gramos de sal por día. Es decir que
estamos comiendo más del doble de lo recomendado por OMS y las comunidades de
profesionales de la salud y sociedades científicas”, advirtió el Dr. Inserra.
En este sentido, cabe recordar que “el sodio que ingresa al
organismo a través de la dieta proviene de dos fuentes: cerca de un 30% de la
sal que se agrega durante la cocción y la que el mismo comensal agrega sobre su
plato al comer (sal visible), en tanto que más del 60% proviene de la
manufactura de los alimentos procesados que se suma a la sal que naturalmente
contienen los alimentos (sal invisible)”, según comentó el especialista. El
mayor aporte de sodio proviene de panificados, embutidos y carnes, en tanto que
el aportado por otros alimentos, como frutas, verduras, agua y bebidas (excepto
las deportivas), es insignificante. Es por eso que la estrategia para bajar el
consumo de sal apunta a los cambios en la producción de alimentos: “el Ministerio
de Salud de la Nación se comprometió con la iniciativa ‘Menos Sal Más Vida’ a
lograr una reducción de sodio en muchos alimentos procesados. Se empezó con los
panificados, en forma progresiva, para ir acostumbrando el paladar a fin de que
el sabor resulte agradable. También se firmó un acuerdo con más de 30 empresas
para reducir el contenido de sodio en alimentos elaborados (quesos, embutidos,
productos cárnicos, sopas, aderezos y otros), y esto constituye un paso
adelante destacable”.
Alimentos con alto
contenido de sodio
· Panificados y
harinas (pan, tapas de tarta, empanadas, harinas leudantes y polvo de hornear)
· Fiambres
(jamón cocido, jamón crudo, salame, bondiola, mortadela, panceta)
· Embutidos
(salchichas, salchichón, morcillla, chorizo, longaniza, salamín)
· Encurtidos
(aceitunas, cebollines, zanahorias, pepinos)
· Salsas listas
para usar / enlatados salados
· Quesos
· Snacks (papas
fritas, chizitos, palitos salados, maní salado)
· Aderezos
(mayonesas, mostazas, salsa barbacoa, ketchup)
· Caldos en cubo,
sopas instantáneas en polvo, polvos para saborizar)
· Manteca,
margarinas
Alimentos con bajo
contenido de sodio
· Bebidas: Jugos
de fruta naturales, aguas (comercializadas en Argentina o provenientes de red),
infusiones (mate, té, café).
· Cereales
(trigo, avena cebada, centeno) y legumbres (porotos lentejas, garbanzos, soja,
arvejas secas)
· Panificados sin
sal, harinas, sémolas, pasta y arroz
· Hortalizas
frescas (papas, espárragos, nabo, champiñones, cebollas, endivias, lechugas,
tomate, etc.).
· Frutas fresca y
congeladas
· Aceite, azúcar,
mermeladas y dulces
Cómo manejar la hipertensión
Adoptar medidas saludables puede retrasar la aparición de la
hipertensión arterial. El Dr. Pablo Rodríguez, jefe de la Sección Hipertensión
Arterial del Sanatorio Dr. Julio Méndez, y a cargo de la Comisión de Prensa y
Difusión de la SAHA indicó que “sin embargo, sobre todo en personas con
antecedentes familiares de hipertensión, en quienes es más posible que la
enfermedad se desarrolle en algún momento de su vida, adoptar conductas como
realizar ejercicio físico regular, mantener un peso adecuado mediante una dieta
saludable y restringir el consumo de sal puede resultar beneficioso retrasando
el comienzo de la enfermedad hipertensiva”.
El médico detalló que “una dieta sana es uno de los pilares
del tratamiento antihipertensivo. Reducir la ingesta de alcohol, limitar el uso
de sal y aumentar las frutas y verduras son elementos fundamentales. Diferentes
dietas que han resultado efectivas para reducir la presión arterial, como la
dieta DASH o la Mediterránea, basan su realización en estos tres puntos y le agregan
algunos elementos particulares. Sin embargo, el cumplimiento de estos puntos
puede resultar suficiente”.
En lo que hace al diagnóstico de hipertensión, “sólo es
posible mediante el registro de la presión arterial. En personas sin
antecedentes familiares de hipertensión, se debería registrar la presión
arterial al menos una vez al año desde los 18 años. Esta frecuencia debería ser
mayor en aquellos con antecedentes familiares de esta enfermedad”, consignó el
Dr. Rodríguez.
Por último, el Dr. Inserra se refirió a las nuevas Guías
Europeas de manejo de la Hipertensión Arterial, en las cuales las principales
novedades se refieren al tratamiento de personas con patologías asociadas como
diabetes, enfermedad coronaria o renal. "Si bien hasta el presente se planteaban
objetivos más estrictos de presión arterial para estas poblaciones, las guías
acordaron tratarlas tal como al resto de los pacientes con hipertensión
arterial: cuando las cifras alcanzan o superan los 140/90 mmHg, se debe tratar.
Sólo quedan algunas subpoblaciones específicas que quizás justifiquen cifras
diferentes con tratamientos más individualizados", reveló el especialista.
Encuentro de actualización
El simposio que se realizó en Mendoza tuvo como presidente
al Dr. Walter Manucha, y contó con la presencia de más de 200 profesionales de
la salud, incluyendo médicos, bioquímicos, biólogos e investigadores. Como
oradores participaron dos invitados de los EE.UU., los Dres. Oscar Carretero y
León Ferder, y ocho especialistas locales, que trataron aspectos vinculados a
la investigación y la práctica en hipertensión arterial.
Los temas tratados incluyeron “Etiología de la hipertensión
esencial (¿una sola enfermedad?)”, “¿Cuáles son los grandes cambios en las
Guías Europeas de HTA?”, “Mecanismos moleculares involucrados en el Efecto
Antioxidante de Losartan en Hipertensión Arterial”, “El gran debate de la sal”
e “Hipertensión e hidratos de carbono, la otra discusión”, entre otros.
“En los dos días de duración, un grupo de oradores
internacionales y nacionales de excelencia desarrolló varios temas relacionados
con aspectos vinculados a la investigación en hipertensión arterial, el rol de
la sal en la producción de hipertensión y las cada día más importantes
relaciones entre las alteraciones del metabolismo de los hidratos de carbono,
cuyo paradigma es la diabetes, y la hipertensión arterial”, comentó el Dr.
Rodríguez.