viernes, 14 de febrero de 2014

Realizan Angioplastias coronarias con simuladores para capacitar a los cardioangiólogos intervencionistas

  • - El Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) cuenta en su sede con un equipo de simulación virtual que contribuye al perfeccionamiento en el uso de las técnicas por cateterismo.
  • - Consiste en un conjunto de dispositivos que simulan un equipo de rayos x, un maniquí semejante a un paciente, y los distintos elementos que utiliza el médico durante las intervenciones como jeringas, catéteres, sustancias de contraste, etc. El sistema permite realizar punciones e introducir catéteres. Mediante monitores se controlan los procedimientos casi con la misma precisión que en los casos reales.


 La sala cuenta con una computadora, 2 monitores, controles de movimiento de mesa, pedales semejantes a los de una sala de hemodinamia para hacer funcionar el equipo de rayos x, inyecciones de contraste, monitoreo de signos vitales como presión arterial y pulsaciones, y los implementos básicos para el procedimiento endovascular, como guías, catéteres, balones, permitiendo simular el despliegue de un stent o la liberación de una válvula de reemplazo dentro de la propia aorta.

El operador, un cardioangiólogo intervencionista, comienza a realizar la intervención por cateterismo en una verdadera sala de hemodinamia; pero hay un detalle: falta el paciente. Es que nos encontramos frente a un simulador de realidad virtual diseñado especialmente para entrenar a los especialistas en la realización de las técnicas intervencionistas.
El Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) ofrece la posibilidad del entrenamiento virtual en las oficinas de su propia sede en Buenos Aires, a todos aquellos profesionales que están haciendo la especialización o que simplemente desean perfeccionarse en el manejo de una técnica específica.

“Originalmente existían los simuladores denominados ‘modelos de banco’ que consistían generalmente en tubos de vidrio o plástico transparentes y dispositivos a colocar, imitando las dificultades de los vasos a atravesar. Luego vinieron las prácticas con ‘animales vivos’ que si bien fueron muy productivas, se restringieron por preocupaciones de tipo ético, alto costo y necesidades de estructuras institucionales”, aclara el Dr. Ernesto Torresani, ex presidente del CACI, y agrega, “también se utilizaron cadáveres humanos, pero si bien son muy útiles ya que nos acercan mucho más a la realidad, también problemas de costo y su muy limitada disponibilidad hicieron que este modelo perdiera vigencia. Luego llegaron los ‘simuladores de rendimiento humano’ como por ejemplo los utilizados en el entrenamiento de resucitación cardiopulmonar, utilizándose muñecos sobre los que se trabaja; estos simuladores en el área endovascular se emplean mayormente para practicar la punción arterial. Finalmente, hoy la ciencia dispone de los ‘simuladores de la realidad virtual’, que son modelos computarizados tridimensionales e interactivos, en los que el usuario se siente inmerso en un ambiente artificial pero lo percibe como real, basado en estímulos de los órganos sensoriales”.

Actualmente existen simuladores para la realización de angiografías (vasos de cuello, cerebrales, miembros superiores, coronarias, esplácnicas, aorta y miembros inferiores), angioplastias de distintos territorios, procedimientos de embolización y colocación percutánea de válvulas, entre otros.

La sede del CACI de Buenos Aires cuenta con un simulador de la empresa Cordis Corporation, que representa un laboratorio virtual con un monitor y aparatología complementaria que simula el ambiente de una sala de hemodinamia y se percibe tan real que parece que se está en un auténtico procedimiento. En un monitor se sigue la intervención y se muestra un ‘mapa’ de la anatomía reproducida gracias a los rayos X simulados. En el otro monitor, se muestra una imagen fluoroscópica, también muy real, que sirve de guía durante la intervención. Paralelamente, mediante una estructura de pedales el operador simula la utilización de rayos x y mediante jeringas la administración de sustancias de contraste de acuerdo a necesidad. Al finalizar el procedimiento, la computadora emite un informe de evaluación de la habilitad del usuario, que asigna una puntuación del procedimiento basado en diferentes variables donde el tiempo empleado de acuerdo a su nivel de complejidad es una de ellas.

Paralelamente, durante 2013, también en el CACI, cardioangiólogos intervencionistas de todo el país participaron de un entrenamiento con un simulador de la empresa Medtronic que permite realizar la técnica del implante valvular aórtico percutáneo, siempre bajo la asistencia de un técnico de la empresa con altísima experiencia en este tipo de procedimientos.

Afortunadamente, también otras empresas que comercializan distintos dispositivos biomédicos como St Jude, Terumo, Ominmédica y otras, cuentan con este tipo de aparatología con la que también desde la sede del CACI se ha podido ayudar al perfeccionamiento de los cardioangiólogos en distintas áreas como procedimientos por vía radial y colocación de endoprótesis de aorta abdominal, entre otros.
En el año 2004 la Food and Drug Adminsitration (FDA) de los Estados Unidos aceptó la simulación de la realidad virtual como herramienta útil en la capacitación para la realización de angioplastia carotidea, comprometiendo a los fabricantes de sistemas a capacitar a los médicos como entrenadores para educar a otros médicos como alumnos, utilizando un enfoque de formación por niveles progresivos. En el mismo año la Society for Cardiovascular Angiography and Interventions y la Society for Vascular Medicine y la Biology Society for Vascular Sugery, que nuclean a casi todos los intervencionistas que realizan angioplastias carotideas en Estados Unidos apoyaron también esta iniciativa. Por su lado en Europa se creó el EVEREST (European Virtual Reality Endovascular Team) donde sucede algo semejante y participan cirujanos vasculares, radiólogos y cardiólogos intervencionistas.


“En dos grandes estudios llevados a cabo, uno en Colorado y Utah y otro en Nueva York, en 1997, se observó que ocurrían eventos adversos en 2.9 y 3.7 por ciento de las internaciones, de los cuales el 6.6 por ciento en Colorado y Utah y el 13.6 en Nueva York, derivaron en la muerte de los pacientes. En ambos estudios la mitad de esos eventos fueron producidos por errores médicos que pudieron haberse prevenido. Si extrapolamos esos valores a las 33.6 millones de admisiones en hospitales de Estados Unidos ese año, se podría inferir que entre 44.000 y 98.000 personas podrían haber muerto como resultado de errores médicos. Esto habla a las claras de la importancia del entrenamiento y del perfeccionamiento en el uso de prácticas tan delicadas como las intervencionistas”, concluyó el Dr. Torresani.

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