Ya
sea que los consuma la madre durante el embarazo, o en los primeros años de
vida del bebé, numerosos estudios científicos han demostrado el impacto
positivo de los ácidos grasos en la inteligencia de niños y niñas. La lactancia
materna es una fuente natural de este nutriente, y la madre puede potenciar su
presencia mediante el consumo de suplementos. Las leches de fórmula sólo los
aportan si si han sido adecuadamente enriquecidas en las dosis correctas.
Estas importantes conclusiones surgieron de las
disertaciones de los doctores Craig Jensen y John Colombo, durante el Segundo Encuentro Latinoamericano: “Temas
selectos de nutrición infantil” que se llevó a cabo en Mendoza. Ambos profesionales pusieron el
énfasis en el rol fundamental de los ácidos grasos que el organismo adquiere en
gran cantidad al consumir alimentos vegetales y animales de origen marino. También
pueden obtenerse con la ingesta de aceites de soja, canola u oliva, aunque en
menor medida. Estos ácidos (LCPUFA´s y de ellos el DHA), están presentes en todos los tejidos
del cuerpo, pero tienen especial importancia en la conformación cerebral, la
visión y el desarrollo de las neuronas.
En busca
del mejor neurodesarrollo
El doctor Craig
Jensen, Profesor asociado del departamento de pediatría de la Sección de
Gastroenterología, hepatología y nutrición del Hospital de Niños de Texas en
Estados Unidos, repasó diversos estudios científicos en los cuales mediante el
enriquecimiento de leches de fórmula con DHA en niveles adecuados y
recomendados por organizaciones internacionales como AFFSA, EFSA, FAO/OMS (70 a 100/150mg por día) ha
sido posible acercarse, aunque nunca superar, los niveles de desarrollo
neurológico de los niños amamantados. “Este efecto también se ha comprobado en
la agudeza visual de los niños alimentados con leche materna, la cual siempre
es mayor que la de niños que toman leche de vaca o fórmulas sin DHA”.
Por su parte, el doctor John Colombo, Profesor de Psicología de la Universidad de Kansas,
Estados Unidos, explicó que “la mejor comprensión del lenguaje también es una
característica de los bebés que han ingerido importantes cantidades de DHA, ya
sea mediante su alimentación o la de su madre”. Puso de ejemplo un estudio
realizado en Noruega, en el que se les brindaba a las madres durante el
embarazo y la lactancia, cápsulas de aceite de hígado de bacalao y finalmente
se comprobó que sus hijos tenían mayor coeficiente intelectual que los de las
mujeres que no habían recibido este suplemento.
Los profesionales también explicaron que los
beneficios del consumo de estos ácidos grasos van más allá. Se han comprobado
notables diferencias en la protección inmunológica y cardíaca de los niños que
ingieren DHA mediante la lactancia materna y en el caso de que esta no sea
posible las fórmulas enriquecidas con este nutriente. En este sentido aclararon
la importancia de que las fórmulas contengan la cantidad adecuada del componente
(70 a 100/150mg
x día), ya que si es menor, se pierden los efectos beneficiosos mencionados y
si es mayor no se logran diferencias significativas en los beneficios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario