jueves, 26 de septiembre de 2019

8 consejos para cuidar el corazón en épocas de incertidumbre político-económica




En los últimos días, distintas variables económicas como el valor del dólar, el riesgo país y la bolsa, entre otras, están siendo fuente de preocupación para los/as argentinos/as, incluso muchas veces poniendo en riesgo su propia salud.

Por ello, en pleno marco del Día Mundial del Corazón que se conmemora el próximo 29 de septiembre, los especialistas del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) destacaron que situaciones de este tipo suelen producir un incremento de eventos cardiovasculares como infarto agudo de miocardio o ataque cerebral (ACV), por lo que invitaron a prestar especial atención a las señales que pueda estar dándonos nuestro cuerpo.

“Sin dudas, la coyuntura del país es importante, pero más relevante es nuestra propia salud. Por ese motivo, hemos elaborado una serie de consejos prácticos para cuidar el corazón en estos tiempos de inestabilidad”, expresó el Dr. Anibal Damonte, cardioangiólogo intervencionista y presidente del CACI.

1.    Evitar estar hiperconectado/a. Si bien es importante estar al tanto de las noticias sobre nuestro país, en lo posible recomendamos no seguir el ‘minuto a minuto’ de cada indicador, ya que contribuye a que se exprese constantemente el estrés y se liberen hormonas negativas para el organismo.

2.    Buscar refugio en familia y amigos/as. Los afectos son un sostén para distenderse y contribuyen a que uno se relaje. Hacer planes con la familia y amigos/as y pasar más tiempo con ellos/as nos permitirá desintoxicarnos un poco frente a las malas noticias.

3.    Realizar actividad física. El ejercicio ayuda a liberar hormonas positivas que contribuyen a la salud cardiovascular y al bienestar en general. Si se está muy estresado/a, no es recomendable hacer ejercicio vigoroso, sino que puede ser mejor algo más tranquilo como natación o yoga, dependiendo de los gustos y las condiciones particulares de cada persona.

4.    Hacer ‘pausas activas’. Esto implica tomarse 5 minutos por cada hora para ponerse de pie, caminar y hacer movimientos de elongación, para favorecer la circulación y la relajación de los músculos. Vale tanto para la jornada laboral como para el tiempo de descanso en el hogar.

5.    Evitar cargarse de información antes de dormir. Mirar noticias en el celular, consumir programas políticos o inclusive hablar del tema justo antes de acostarse puede generar una noche de sueño interrumpido o de insomnio. Por el contrario, abstraerse de todo eso y prepararse para un buen descanso contribuye a conciliar el sueño en forma relajada.

6.    Cuidar la dieta. La comida puede ser una ‘vía de escape’ de los problemas y muchas personas suelen consumir alimentos poco saludables en exceso. Desde el CACI, recomiendan mantener una dieta sana, dándose algunos gustos, pero sin desequilibrar los nutrientes esenciales que necesita el organismo.

7.    No fumar. En el caso de los/as fumadores/as, no aumentar el consumo de tabaco debido al estrés. Asimismo, desde el CACI promueven enfáticamente la cesación tabáquica así como evitar el consumo de cualquier tipo de sustancias peligrosas.

8.     Ante el menor síntoma, concurrir a una guardia. Ante cualquier síntoma fuera de lo común, como un dolor atípico (pecho, brazos, mandíbula, abdomen o espalda) se debe acudir de urgencia a la guardia más cercana.

“Frente a una situación de estrés y amenaza externa, el organismo libera ciertas hormonas que favorecen el aumento momentáneo de la presión y la taquicardia, lo que genera mayor estrés sobre las paredes de los vasos y hace que el corazón deba trabajar más. Por este mismo motivo, durante épocas de incertidumbre suele incrementarse el riesgo de presentar enfermedad cardiovascular”, aseguró por su parte el Dr. Diego Grinfeld, vicepresidente del CACI.

Si bien los cuidados en estas circunstancias son importantes, los especialistas explicaron que la mejor receta para estar sanos/as es llevar hábitos saludables los 365 días del año, realizando ejercicio acorde al estado físico, llevando una dieta variada, cuidando el peso corporal, el estrés y buscando el bienestar general.

En opinión del Dr. Daniel Berrocal, ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), “afortunadamente, para los casos en los que se presenta un evento cardiovascular, existen alternativas muy efectivas. Entre ellas, se destacan los procedimientos de revascularización como la angioplastia, que deben ser realizados por un cardioangiólogo intervencionista en una sala de hemodinamia y que presentan altas tasas de éxito, menor tiempo de recuperación y son mínimamente invasivos”.

“Algo fundamental para el buen pronóstico de un paciente tratado mediante una intervención por cateterismo es el tiempo que se demora desde los primeros síntomas hasta la intervención: se recomienda que no sea superior a una o dos horas, por lo que el paciente, sus familiares, el staff de ambulancia y los especialistas deben actuar con premura para que se llegue rápidamente a un centro de salud con servicio de hemodinamia para la eventual realización de una angioplastia”, explicó el Dr. Alejandro Cherro, ex presidente del CACI y Director de la Carrera de Especialistas en Hemodinamia, Angiografía General y Cardioangiología Intervencionista UBA-CACI.

La angioplastia es un procedimiento mínimamente invasivo que consiste en desobstruir la arteria ocluida mediante la colocación de un tubo metálico llamado stent, que permitirá sostener la pared del vaso y, de esa manera, evitar la re-obstrucción.

Bajo anestesia local y mediante una punción en la muñeca (vía radial) o en la ingle (vía femoral), se introduce un catéter de 2 mm de diámetro y alrededor de 1 metro de largo para llegar a la zona dañada; allí se procede a insuflar la arteria con un balón para desplazar el material acumulado y se coloca el stent. Es un procedimiento que prácticamente no ofrece riesgos y el/la paciente suele volver a su casa a las 24 ó 48 horas, y retomar sus actividades cotidianas alrededor de los 7 días.

martes, 24 de septiembre de 2019

Alertan sobre los riesgos del uso de pantallas en menores.




Desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) alertaron acerca de la exposición de niños a pantallas, que puede ser perjudicial para su desarrollo si no se controla adecuadamente. Destacaron que hasta los 2 años no deben estar expuestos a estos dispositivos, mientras que entre los 2 y 5 años el máximo aceptable es una hora diaria, siempre con contenidos de alta calidad didáctica, apropiados para su edad y acompañados por un adulto responsable.

“Por ‘pantallas’ nos referimos a cualquier dispositivo electrónico digital que proyecte imágenes, como televisores, computadoras, tablets, teléfonos celulares y videojuegos, entre otros. Lamentablemente, su uso comienza cada vez a edades más tempranas, a pesar de las recomendaciones actuales al respecto”, explicó el Dr. Nicolás Cacchiarelli, médico pediatra, Prosecretario del Comité de Crecimiento y Desarrollo de la Sociedad Argentina de Pediatría.

Las pantallas impactan negativamente por el contenido de lo que ven o hacen los niños mientras utilizan estos dispositivos y también por todo lo que dejan de hacer, como el desarrollo de vínculos afectivos con los demás, juegos creativos, lectura, estudio y actividad física, etcétera. El desarrollo del cerebro del niño depende en parte de las experiencias que vive y la pérdida de momentos de juego creativo tiene un fuerte impacto en su fortalecimiento.

Si bien aún se están estudiando los mecanismos que intervienen para que la exposición a pantallas por sobre las recomendaciones produzcan efectos nocivos en la salud, entre las conclusiones preliminares se halló que el cerebro interpreta la luz azul de las pantallas como que ‘es de día’ y por eso se producen alteraciones en el sueño. Además, se están empezando a describir problemas visuales más tempranos, contracturas musculares y tendinitis. En cuanto a los efectos producto por todas las otras actividades saludables que se dejan de hacer, aparecen niveles importantes de sedentarismo, obesidad, depresión, ansiedad, trastornos vinculares y afectación general en el desarrollo cognitivo, emocional y social del niño.

“El uso de pantallas a cualquier edad produce un efecto inmediato de detención del movimiento y de desconexión de lo que está ocurriendo alrededor. Esto, que a primera vista puede resultar “práctico”,  impacta directamente en áreas sensibles del desarrollo de los niños pequeños como la calidad del  sueño y el desarrollo del  lenguaje y en la edad escolar, en la capacidad de concentración para el aprendizaje”  detalló la Dra. Laura Krynski, Secretaria de la Subcomisión de tecnologías de la Información (TICs) de la SAP.

En enero de este año, se difundió una investigación denominada ‘Asociación entre tiempo de pantalla y performance de los niños en una evaluación de desarrollo’, publicada en JAMA Pediatrics. Ésta evaluó a 2441 madres y niños menores a 5 años de Canadá y concluyó que hay una asociación directa entre el tiempo de pantalla al que se someten y el desarrollo cognitivo de los niños.

“Las cifras que arroja este estudio son alarmantes, dado que muestra, por ejemplo, que los niños de 2 años se encuentran expuestos a pantallas en promedio alrededor de 2 horas y media por día, y a los 3 años, más de 3 horas y media diarias. Y aquí se demostró la siguiente asociación: cuanto mayor es el tiempo de exposición a las pantallas a los 2 y a los 3 años, menor es el rendimiento encontrado en las pruebas de evaluación del desarrollo de esos mismos niños al ser evaluados a los 3 y a los 5 años respectivamente. Si bien estos datos son de Canadá y no contamos con estadísticas locales al respecto, todo indica que en nuestro país la situación sería muy parecida”, aseveró el Dr. Esteban Rowensztein, pediatra, especialista en Desarrollo Infantil y Secretario del Comité Nacional de Pediatría General Ambulatoria de la SAP,

Los especialistas de la SAP destacaron que en caso de utilizar pantallas, la actividad debería estar asociada a los juegos propios de cada edad. Por ejemplo, sería preferible pintar, leer un cuento o armar un rompecabezas en la tablet, en lugar de permanecer inactivo mirando videos en reproducción automática.

Para la Dra. Krynski, el juego y las actividades al aire libre son irremplazables en cualquier etapa del desarrollo, ya que estimulan las habilidades motrices y la sociabilización con los pares, así como también ayudan en el desarrollo emocional en esta etapa tan sensible de la vida. “Cuanto más actividad física y movimiento, menos uso de pantallas.  Dentro del hogar, las propuestas alternativas son las que convocan la creatividad: lectura compartida, rompecabezas, encastres, plástica, juegos de rol, etc.  Deben ser adecuados a cada edad para que representen un desafío. Los juegos tradicionales “de crianza” estimulan el vínculo con el otro y ayudan a resolver situaciones problemáticas y a interactuar con los pares. En el otro escenario, el juego electrónico es altamente adictivo desde su diseño secuestrando la atención de los niños y aislándolos de su entorno, y a su vez produce altos niveles de frustración ya que nunca es suficiente”, subrayó.

Respecto de los niños mayores, el riesgo que entrañan estos dispositivos -de acuerdo a la opinión de los especialistas- es la posible exposición a contenido inapropiado para su edad (violencia o sexo), así como también ser víctimas de ciberacoso.

Otro aspecto a considerar, en opinión del Dr. Rowensztein, “es que no son sólo los niños los que utilizan inadecuadamente estos dispositivos. Muchas veces son también los adultos quienes los utilizan en exceso, afectando notablemente el tiempo y la calidad de los momentos de encuentro compartidos con sus hijos. Además, al representar el modelo que los niños toman, los padres indirectamente avalan y legitiman en ellos el uso excesivo. Cada vez vemos más adultos conectados a los dispositivos y desconectados de sus hijos. Los adultos debemos dar el ejemplo”, sostuvo.

“Además de la habitual exposición directa a las pantallas a través de su uso, existe un fenómeno que se denomina ‘exposición indirecta’, que implica que el menor consuma ese contenido cuando su cuidador está utilizándolo. Por ejemplo, un televisor encendido capta la atención del menor aunque se le proponga la realización de otra actividad. Esto interfiere en el circuito de comunicación reduciendo el tiempo de conversación, a la vez que limita la atención sostenida de los niños en el juego”, aseguró la Dra. Marcela A. Caffulli, Médica Pediatra, Diplomada en Neurodesarrollo Infantil, Miembro Titular del Comité de Crecimiento y Desarrollo de la SAP.

“En contrapartida, utilizados en forma adecuada, siguiendo las recomendaciones que existen para cada edad, sin excesos y con el acompañamiento y supervisión de un adulto responsable, estos dispositivos pueden ofrecer distintos beneficios.  Han democratizado y simplificado el acceso a la información, en algunas situaciones favorecen la socialización, facilitan el trabajo colaborativo, promueven la adquisición de habilidades técnicas y ofrecen muchas posibilidades en el ámbito de la educación”, concluyó el Dr. Rowensztein.

sábado, 14 de septiembre de 2019

Enfermedad Inflamatoria Intestinal: “Una condición con necesidades insatisfechas”



“En general, el campo de la enfermedad inflamatoria intestinal se caracteriza por las necesidades insatisfechas. Por eso, es muy importante que se desarrollen más opciones terapéuticas para los pacientes. Debemos identificar la interacción entre las distintas terapias para comprender cuál es mejor para cada paciente”. La afirmación fue realizada por el Prof. Stefan Schreiber, Director del Departamento de Medicina Interna del Instituto de Biología Molecular Clínica de la Universidad de Kiel, Alemania, en un simposio médico que tuvo lugar en el marco del Congreso Argentino de Gastroenterología y Endoscopía Digestiva (GASTRO 2019), realizado en Mendoza.

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es un grupo de afecciones crónicas -cuyo origen aún no se conoce con precisión- y que se caracterizan por producir un proceso inflamatorio en el tubo digestivo, con particular impacto en el intestino grueso. Se estima que en su conjunto afectan a alrededor de 35 mil argentinos.

Algunos de sus síntomas más comunes son diarrea con sangre, necesidad repentina y urgente de evacuar, dolor abdominal, pérdida de peso, cansancio, fiebre o febrícula, obstrucción intestinal y fístulas, que son comunicaciones anormales entre porciones del intestino o con otros órganos, lo que puede generar mayores complicaciones. Además, se pueden desarrollar manifestaciones autoinmunes en las articulaciones, piel, ojos e hígado, entre otras. Todas estas, situaciones que impactan gravemente en la calidad de vida y en la salud de los pacientes.



Durante el encuentro, organizado por el laboratorio Takeda, se abordaron también las principales novedades científicas en el abordaje de la colitis ulcerosa y de la enfermedad de Crohn, las dos principales afecciones que se engloban dentro de la EII. La primera afecta el intestino grueso desde su porción más inferior (recto), extendiéndose hacia arriba en forma continua; mientras que la enfermedad de Crohn puede comprometer una o más porciones del intestino delgado, el colon  y en ocasiones otras porciones del tubo digestivo. Asimismo, existen otras denominadas ‘inclasificables’ y la colitis indeterminada, que no se ubican dentro de los grupos mencionados.

“Si bien aún no se ha hallado una cura para estas condiciones, existen distintos tratamientos que contribuyen a que los pacientes puedan tener una mejor calidad de vida. Estas enfermedades pueden ser muy discapacitantes, ya que producen una afectación significativa de las actividades diarias”, detalló la Dra. Lucrecia Koll, médica gastroenteróloga a cargo de la Unidad de Enfermedad Inflamatoria Intestinal del Servicio de Gastroenterología del Hospital Lagomaggiore de Mendoza.

Otro factor a tener en cuenta es que se presentan sobre todo en gente joven, a partir de la segunda década de la vida, en quienes se encuentran en plena etapa productiva, cursando estudios, trabajando y formando una familia. Su condición puede ser un obstáculo en esta situación. La buena noticia es que con un buen manejo de la enfermedad, sus signos y síntomas pueden reducirse significativamente. Por eso, los especialistas llaman a poner el foco en su correcto diagnóstico y en el adecuado abordaje terapéutico para mantenerla bajo control.

Es importante que los pacientes no se acostumbren a una pobre calidad de vida, sino que acudan al especialista para resolver sus síntomas. En ocasiones los minimizan o lo asocian con su dieta, pero recomendamos realizarse los estudios que correspondan para arribar a un diagnóstico y su respectivo tratamiento”, explicó la Dra. Koll.

Existen diversas alternativas terapéuticas  para abordar la EII, según la severidad de la condición, la enfermedad en particular y las características del paciente. Afortunadamente, cada vez se están desarrollando más medicamentos con elevada eficacia y buenos perfiles de seguridad. Particularmente, los últimos avances para estas patologías son los medicamentos biológicos.

Durante el simposio médico, el Prof. Schreiber presentó los resultados de una investigación que comparó un biológico aprobado recientemente, denominado vedolizumab, con la alternativa disponible, el adalimumab, y demostró resultados notablemente superiores: una remisión clínica de 31,3% vs. 22,5% y una curación de la mucosa de 39,7% vs. 27,7% a la semana 52.

“Este estudio, denominado VARSITY, demostró que vedolizumab no solo actúa rápidamente sino que supera la eficacia clínica de adalimumab a las 6 semanas de tratamiento. Los resultados endoscópicos muestran un mayor grado de mejora bajo vedolizumab tanto a la semana 14 como a la 52”, concluyó el Prof. Schreiber.

martes, 10 de septiembre de 2019

El síndrome metabólico quintuplica el riesgo de diabetes tipo 2



Según los datos de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, cuyos resultados preliminares fueron presentados este año, el 64,9% de la población hace poca actividad física, el 61,6% tiene obesidad o sobrepeso, el 34,6% presenta hipertensión arterial, el 28,9% tiene colesterol elevado y el 12,7%, glucemia elevada o diabetes. Ante la presencia de tres de estos indicadores, ya se habla de síndrome metabólico, una condición que afecta a casi 4 de cada 10 personas mayores de 35 años. Es un cuadro que duplica o triplica el riesgo cardiovascular y quintuplica el riesgo de diabetes tipo 2, la que afecta fundamentalmente a los adultos y está asociada sobre todo un estilo de vida poco saludable: sedentarismo y mala alimentación.

“Para prevenir o tratar el síndrome metabólico, es necesario atender el riesgo cardiovascular, pero atacando todos los factores de riesgo en conjunto, lo que se logra mejorando el estilo de vida. Es importante dejar de fumar, realizar actividad física o llevar una vida activa, priorizando escaleras fijas en lugar de ascensores, caminar en vez de tomar transporte público, y consumir más frutas y verduras, adquiriéndolas por qué no en ferias barriales, adonde uno encuentra mejores precios”, sostuvo el Dr. Gabriel Waisman, médico de planta del Instituto Cardiovascular Lezica, durante una charla organizada por el laboratorio Teva sobre Síndrome Metabólico y Diabetes.

Según explicó el especialista, “el síndrome metabólico es una suerte de ‘racimo’ de diferentes factores de riesgo que está encabezado por la obesidad abdominal, que se considera tal a partir de una circunferencia de abdomen de 98 centímetros en el hombre y 88 en la mujer. Además, tiene que presentarse una presión arterial de más de 130/85 mmHg, triglicéridos altos, superiores a 150 mg/dL, colesterol HDL (colesterol 'bueno') bajo -menos de 50 mg/dL en la mujer y menos de 40 mg/dL en el varón- y el azúcar en sangre al menos en 110 mg/dL. Con dos de estos parámetros, más la obesidad abdominal, estamos en presencia de síndrome metabólico, una condición tremendamente prevalente”.

“Casi 4 de cada 10 mayores de 35 personas presentan factores que entran en la definición de síndrome metabólico y la prevalencia de diabetes en nuestro país se duplicó en los últimos 15 años. Habrá muchos nuevos casos de diabetes en la próxima década si no hacemos algo al respecto”, aseguró el Dr. Waisman, quien también es ex presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).

“Cambiar el estilo de vida es un desafío grande y cuesta. En ocasiones, representa modificar profundamente determinados hábitos que llevan muchos años arraigados. De todos modos, es tanto el beneficio para la salud en términos de prevención de severas complicaciones cardiovasculares y metabólicas, que vale la pena lograrlo, y para ello el apoyo de un equipo médico puede contribuir significativamente al sostenimiento de los cambios en el largo plazo”, agregó el Dr. Waisman.

El síndrome metabólico además no es sólo una condición exclusivamente de la población adulta. “Hoy los pediatras están viendo niños con síndrome metabólico y picos en la adolescencia, adonde ya hay chicos con glucemia elevada, hipertensión y colesterol alto. El problema es que a los niños, por lo general, no se les controlan los factores de riesgo cardiovascular, entonces pasan años hasta que se los diagnostica. El pediatra debe acostumbrarse a medir la presión arterial y la cintura abdominal”, aseguró.

Otro de los problemas que empeoran la condición de quienes presentan síndrome metabólico es la baja adherencia a los tratamientos, que se explica en parte por la falta de conciencia sobre la gravedad del cuadro.

“Tenemos buenas medicaciones para bajar la presión, el colesterol o los triglicéridos, pero lo que está faltando, por un lado, es que la gente vaya a la consulta y se controle y, luego, que siga el tratamiento que le indica su médico. Al ser condiciones que no dan síntomas, muchos creen que están sanos y abandonan la medicación. En diabetes, hipercolesterolemia e hipertensión arterial, hoy se sabe que la adherencia correcta a los tratamientos ronda únicamente el 20% al cabo de un año luego de su indicación, cuando son tratamientos que deben durar 5, 10, 15 años o toda la vida”, concluyó el Dr. Waisman.