martes, 27 de agosto de 2019

La malnutrición en terapia intensiva aumenta el riesgo de muerte



Los pacientes internados en terapia intensiva deberían recibir entre dos y tres veces más proteínas que lo habitual durante su internación y una vez que reciben el alta. Su estado nutricional es un aspecto crítico, pero -lamentablemente- expertos remarcan que pocas veces se considera a la nutrición como un tema central, lo que puede repercutir muy negativamente en su pronóstico de recuperación e, inclusive, pone en riesgo su vida, porque una mala nutrición puede incrementar el riesgo de muerte en un 33%.

“En terapia intensiva, la persona se encuentra en un estado muy frágil, por lo que a su organismo le será complejo afrontar las intervenciones invasivas y la posterior recuperación. Por eso, necesitará especialmente de determinados nutrientes (sobre todo, proteínas, calorías y vitaminas). De hecho, se calcula que un paciente malnutrido puede perder hasta un kilogramo de masa magra por día de internación, ya que el organismo degrada el músculo para conseguir proteínas”, sostuvo el Dr. Arthur van Zanten, médico clínico, intensivista y especialista en soporte nutricional, Director Médico del Departamento de Terapia Intensiva del Hospital Gelderse Vallei de Países Bajos, quien días atrás disertó sobre este tema ante profesionales de la salud durante su visita a Argentina.

Mientras que una persona sana debe ingerir unos 0,8 gramos de proteína por cada kg de peso por día, la necesidad de los pacientes críticos durante su internación puede llegar hasta 2,5 gramos por kg de peso, por lo que definitivamente tendrá que modificar su alimentación.

“Es necesario subrayar la importancia de la nutrición frente a los pacientes, sus familias y el equipo médico tratante, porque muchas veces se ignora su relevancia; nos solemos ocupar de la medicación, de los parámetros de laboratorio y de la terapia física para la rehabilitación, pero es muy frecuente dejar de lado el abordaje nutricional, con todas las consecuencias negativas que ello implica”, agrego el Dr. Arthur van Zanten.

“Una particularidad del manejo incorrecto de la nutrición de los pacientes críticos es que su-cede hasta en los mejores centros de salud y, probablemente, se dé la misma situación a nivel mundial. Suele prestársele atención ‘general’ a la nutrición de los pacientes internados, des-atendiendo los requerimientos especiales de aquellos más frágiles o que atraviesan situaciones críticas”, describió el experto.

Por lo general, a los pacientes en terapia intensiva se los alimenta a través de una sonda nasogástrica, porque suelen estar sedados. “En nuestros estudios, vimos que cuando se retira la sonda nasogástrica, porque los especialistas están convencidos de que el paciente está comiendo lo suficiente, hay una merma en la ingesta de calorías y proteínas de al menos 30%”, manifestó el Dr. van Zanten.

Existe evidencia que demuestra que un buen estado nutricional puede reducir la internación en hasta 4 días, según la intervención. De esta manera, se calcula que, por cada dólar invertido en intervención nutricional, se ahorran casi 5 dólares.

A medida que la ciencia avanza y permite aumentar la expectativa y calidad de vida, se les presenta a los profesionales de la salud el desafío de tratar con pacientes cada vez más añosos y frágiles. Estos necesitan ingerir aún más proteínas que un paciente joven para generar la misma cantidad de masa muscular y recuperarse de la terapia intensiva.

Con frecuencia, estos pacientes presentan dificultades para tragar, han perdido su apetito o están incómodos, por ejemplo, a causa de la herida de la cirugía. Por eso, alcanzar los niveles de nutrición necesarios puede representar un verdadero desafío. Antes de darles el alta, se debe asegurar que el paciente y su entorno comprenden el plan de alimentación que se debe seguir y acudan a los controles necesarios para ir viendo su evolución.

“Debemos empezar a pensar en una terapia de nutrición prolongada en el hogar luego de la terapia intensiva o incluir suplementos nutricionales específicos para incrementar la ingesta proteica”, detalló el Dr. van Zanten.

“Confiamos en que, conforme haya mayor concientización, los centros de salud prestarán cada vez más atención a este tema, los profesionales se formarán y especializarán en esta área y así lograremos que más pacientes puedan obtener una mejor calidad de vida”, concluyó el especialista.

domingo, 18 de agosto de 2019

1 de cada 3 niños y 6 de cada 10 adultos argentinos tienen una dieta de baja calidad.




‘A partir del segundo año de vida, una vez que el niño ya se encuentra plenamente incorporado a la alimentación familiar, decaen los parámetros de calidad de la dieta’. Así lo afirmaron los especialistas del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA) en una presentación realizada en el II Congreso AADYND de Nutrición y Alimentación que se está llevando a cabo en Buenos Aires.

El estudio, denominado ABCDieta, surgió del análisis de una encuesta de la consultora Kantar TNS y tuvo por objetivo evaluar la calidad de la dieta de los argentinos. A dicho efecto incluyó el relevamiento de hábitos de alimentación sobre 1.044 personas de entre 1 y 69 años de CABA, Gran Buenos Aires, y las ciudades de Córdoba, Rosario, Mendoza, Neuquén, Tucumán, La Plata, Mar del Plata, Salta y Posadas. El análisis halló que 1 de cada 3 niños y 6 de cada 10 adultos argentinos
tienen una dieta de baja calidad.

“Entre las principales conclusiones del trabajo, se observó que en los primeros años de vida, si bien no se alcanzan los valores ideales, la dieta presenta la calidad más alta de todo el ciclo vital; a partir de allí comienza a decaer dramáticamente a menos de la mitad del estándar saludable, valor que encontrará un leve repunte recién a partir de los 18 años de edad. Esta caída pone en evidencia que el cuidado especial de la dieta en los primeros años se relaja cuando se produce la integración del niño a los hábitos alimentarios del resto del grupo familiar”, expresó el Prof. Sergio Britos, nutricionista, Director de CEPEA y autor principal del estudio.

“Luego de los tres años, el consumo de las diferentes opciones lácteas, frutas y ciertos hábitos de desayunos saludables pierden terreno y la alimentación se vuelve más ‘a la argentina’: harinas, azúcares, panificados dulces y salados, carne y pizzas”, agregó la Lic. Catalina Güiraldes, nutricionista, Analista de Proyectos de CEPEA.

En el análisis de los datos y basados en antecedentes internacionales, se asignó a cada alimento un puntaje a partir de su ‘densidad nutricional’, que surge de la relación entre su aporte de calorías y de nutrientes, tanto los que se recomienda incorporar en la dieta (esenciales) como los que se procura limitar (nutrientes críticos). El puntaje de cada alimento (su densidad nutricional) se pondera por las calorías ingeridas según el relevamiento y luego la sumatoria determina el ‘Índice de Densidad Nutricional de la dieta’ (IDN), que refleja la calidad de la alimentación en forma totalmente consistente con las recomendaciones de las guías alimentarias. El valor estándar o saludable es de 20 puntos (23 en menores de 3 años).

Analizando el Índice de Densidad Nutricional de cada grupo de edades, se halló que en promedio los niños con un año cumplido presentan un valor de 18 puntos (69% del estándar), por debajo de los 23 de la dieta ‘ideal’ para dicha edad, aunque mayor al resto de las edades analizadas.

A partir de allí y en especial luego de cumplidos los dos años (13 puntos de calidad en el segundo año), la calidad de la dieta cae significativamente en el grupo de 3 a 7 años, manteniéndose luego en esos niveles bajos hasta los 17 años, luego de lo cual existe un leve repunte, pero que no logra superar un nivel de 10 puntos de calidad. A criterio de los especialistas, este repunte puede responder a una mayor conciencia sobre la importancia de una alimentación saludable.

No obstante, los valores siguen siendo considerablemente más bajos que los deseables. Es decir que una vez que los niños llevan la misma dieta que su familia adquieren su perfil de pobre calidad; la escuela no modifica para bien esta caracterización y luego, a pesar de muy leves mejorías, persiste a lo largo del ciclo de vida.

Según los especialistas de CEPEA, son cuatro los eventos alimentarios significativos que ocurren luego de la infancia temprana: a) se pierde la ‘protección’ de la lactancia materna; b) se reduce el aporte nutritivo de los lácteos (leches de fórmula, leche y yogur) y frutas -cuyo consumo se reduce-; y en paralelo, c) se acelera el consumo de azúcar (en particular gaseosas, jugos y galletitas dulces); y d) preparaciones como pizzas o sándwiches empiezan a ganar protagonismo en la dieta.

Al evaluar la brecha entre lo que se consume y las recomendaciones, la magnitud es del 70% (promedio de todas las edades) en los alimentos de buena calidad, básicamente por el bajo consumo de verduras, frutas, legumbres, cereales integrales y lácteos. Por el contrario, el exceso es del doble en niños y 50% en adultos en el grupo de alimentos que se sugiere consumir en forma ocasional; preponderantemente concentrada en tres productos: bebidas azucaradas (principalmente gaseosas), galletitas dulces y azúcar.

Los desayunos y meriendas son los momentos de ingesta donde la alimentación tiene peor calidad, en parte por el bajo consumo de lácteos y cereales integrales y el alto consumo de azúcar para endulzar infusiones.

Entre los nutrientes críticos, merece especial atención el azúcar cuya ingesta total en todos los segmentos etarios es alta (110 g promedio, superando la recomendación europea de 90 g). Su mayor aporte se origina en los alimentos de consumo ocasional, entre los cuales dos tercios provienen de bebidas e infusiones azucaradas (el mate dulce uno de los principales).

Los profesionales de CEPEA aclaran que es muy ligero asociar ‘alimento industrializado’ con mala calidad. “3 de cada 10 calorías provienen de alimentos que se compran sin marca ni envase (a granel) y entre los envasados sólidos (aportan 40% de las calorías) más de la mitad son aportantes netos de nutrientes esenciales (más que críticos);”, señaló Britos, quien también afirmó que “es necesario profundizar en el análisis del patrón alimentario global, distinguiendo cuáles y cuánto se consume de más de alimentos pobres en calidad independientemente de si son industrializados o graneles y del mismo modo cuántos y cuáles alimentos de buena calidad se consumen muy poco; y un tercer elemento que debe evitarse a partir de afirmaciones ligeras es la posibilidad de desplazar alimentos que efectivamente son pobres en calidad por otros con exceso de harinas o almidón y bajos en fibra”.

CEPEA, a partir de los hallazgos del estudio ABCDieta, propone cinco líneas de políticas públicas prioritarias:

1) Fuerte impulso a acciones de educación alimentaria en los primeros años de vida y en las escuelas. En particular promover la educación del gusto y del manejo de las emociones al comer.

2) Definición de estándares serios y técnicos en alimentación escolar, en especial en relación con los desayunos y comidas escolares.

3) Perfiles nutricionales y etiquetado frontal en alimentos debidamente validados que se traduzcan en más y mejores opciones para que el consumidor pueda mejorar la calidad de su dieta.

4) Re significación de la dieta de los primeros años de vida, al menos hasta finalizada la escolaridad.

5) Definición de canastas saludables de alimentos en reemplazo de la habitual canasta básica, que sirvan como referencia para la adopción de medidas regulatorias y de seguridad alimentaria.

miércoles, 7 de agosto de 2019

Expertos en Escleorosis Múltiple destacan los resultados de una droga nueva en el mercado.


A un año de su lanzamiento en la Argentina, especialistas reunidos en Mendoza destacaron los resultados observados en términos de perfil de seguridad de una novedosa medicación de toma oral para el tratamiento de personas adultas con esclerosis múltiple recurrente muy activa, definida mediante características clínicas o de imagen.

Más de 100 pacientes argentinos a la fecha están siendo tratados con la nueva droga, denominada cladribina (10 mg comprimidos), que representa la primera terapia oral de corta duración, ya que posee un esquema de administración simplificado en el que se indica solo por un máximo de 20 días por año durante 2 años. Confirma su eficacia clínica sostenida, la evaluación de la disminución de la actividad de la enfermedad reflejada en menores niveles de progresión de la discapacidad y de la tasa anualizada de brotes, así como en estudios de resonancia magnética.

En opinión del Dr. Andrés Barboza, jefe de Neurología Clínica del Hospital Central de Mendoza, “Si bien necesitamos cumplir el ciclo de 2 años para sacar conclusiones en términos de eficacia de la terapia, estamos en condiciones de afirmar que luego de un año de tratamiento con nuestros pacientes, no hemos observado efectos secundarios significativos, por lo que podemos dar cuenta de la seguridad del medicamento”.

Los resultados de los testeos fueron positivos y hay pacientes que se mantienen estables en la discapacidad. Fue encontrado un 74% de reducción en las recaídas durante el primer año de administración en la vida real y la corte a la que consumió la cladribina fue de 200 pacientes. Encontraron que las lesiones vistas en las resonancias magnéticas iban desapareciendo. Dado a una mala experiencia ocurrida en Alemania con un medicamento que no fue aprobado en Argentina, existe un miedo latente por parte de los doctores ya que es una nueva droga que entra en el mercado. Sin embargo, no se ha presenciado ningún evento serio, mas allá de algunos efectos adversos. Estos datos fueron dados durante una entrevista con el Dr. Refik Pul, especialista del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Essen de Alemania.

Se estima que entre 9 mil y 12 mil argentinos padecen esclerosis múltiple, una enfermedad crónica e inflamatoria del sistema nervioso central, que pertenece a la categoría de las Enfermedades Poco Frecuentes (EPoF) por presentar una incidencia inferior a 1 caso por cada 2 mil habitantes. En su forma más frecuente, EM Remitente Recurrente (80% de los casos) se manifiesta a través de ‘brotes’ o recaídas transitorias con síntomas como visión borrosa, visión doble, entumecimiento u hormigueo en brazos o piernas y trastornos motrices o de coordinación, entre otros síntomas, episodios que potencialmente pueden ir dejando secuelas permanentes.

El especialista alemán sugiere que la mejor forma de tratar la enfermedad es con drogas de alta efectividad, lo mas antes posible, ya que se podría generar el efecto de "inducción" el cual significa que la enfermedad cambia su curso, para bien. En lo que respecta al acceso a la droga, el Dr. Pul nos comentaba que existe una restricción, es que el paciente tiene que cumplir con el criterio de alta actividad y que esa definición esta dada por lesiones e imágenes clínico radiológicas. Solo los pacientes que evidencian de alguna forma que la escleorosis es muy activa, son los que acto seguido se les recomienda el suministro de esta droga, incluso si es el primer tratamiento, ya que el efecto de "inducción" es mas probable.

Es la afección neurológica discapacitante no traumática más común en adultos jóvenes. Suele presentarse entre los 20 y 40 años en una proporción de 3 mujeres por cada varón y constituye no solo un problema médico para el paciente y su entorno, sino una verdadera contrariedad a nivel socio-económico, ya que afecta a personas en pleno desarrollo de sus actividades económicas, laborales, sociales y de planificación familiar.

Si hablamos del acceso económico al tratamiento el Dr. Refik comentó a la prensa que en Alemania no hay una limitante de cobertura, ya que están cubiertos por el seguro social y que todos los pacientes tienen tratamiento, salvo los llamados "off-level" que no tienen la indicación aprobada. En cambio con la situación de Argentina, existen distintos niveles de complejidad en el acceso dado que las obras sociales son a nivel municipal, sindical, provincial y nacional y prepagas o privadas. Y las coberturas están dadas principalmente através de la negociación, por lo que existen tantos tipos de planes como obras sociales. Dentro de la experiencia iniciada el año pasado con las 100 personas que se trataron con el medicamento, hubo un gran margen entre las que lo adquirieron por medio de prepagas (en promedio 3 días entre la emisión y la aprobación de la receta) y las que lo hicieron por PAMI o similares (hasta 180 días para el mismo trámite).

Acerca de la Esclerosis Múltiple

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica e inflamatoria del sistema nervioso central. Es la enfermedad neurológica discapacitante no traumática más común en adultos jóvenes. Se estima que aproximadamente 2,3 millones de personas sufren EM en el mundo y solamente en la Argentina afecta a entre 9 mil y 12 mil pacientes1. Aunque los síntomas de esta enfermedad pueden variar, los más comunes son visión borrosa, entumecimiento u hormigueo en las extremidades y problemas de control de fuerza y de coordinación. Las formas recurrentes de EM son las más comunes.

Fisiológicamente se origina por la pérdida de mielina (la cubierta de grasa y proteínas que poseen las estructuras nerviosas) que se produce por una reacción autoinmune, que es aquella en la que los glóbulos blancos no reconocen la mielina como propia y la atacan y destruyen. Esto condiciona que las estructuras nerviosas conduzcan la información a una velocidad mucho menor de la que se requiere, o bien por una vía anómala. Como consecuencia de este proceso, el paciente puede presentar diversos síntomas neurológicos dependiendo de dónde se produzca la lesión, los más frecuentes son disminución de la agudeza visual, trastornos de equilibrio, pérdida de fuerza en piernas o brazos y trastornos en los esfínteres.

viernes, 2 de agosto de 2019

El Cáncer de Cabeza y Cuello provoca casi 3 muertes por día en nuestro país.




Cada año, en el mundo se detectan 650.000 nuevo casos de cáncer de cabeza y cuello, manifestándose en la boca, laringe o faringe. En 2017, fallecieron 945 personas por esta enfermedad en nuestro país, lo que implica un promedio de 2,6 por día. Sin embargo, si se detecta a tiempo, se puede curar entre el 75 y el 80% de los pacientes. Además, existen tratamientos inclusive para las etapas más avanzadas de la enfermedad.

Entre los principales factores de riesgo para desarrollar cáncer de cabeza y cuello, se encuentran el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la infección del virus por el papiloma humano (HPV) o presentar antecedentes familiares. Algunos de los síntomas que podrían indicar la presencia de esta condición son úlceras (llagas) en la boca que demoran en cicatrizar, manchas blancas, rojas o pardas en el interior de la cavidad bucal, ganglios del cuello inflamados, dificultad para tragar, sangrado de encías y disfonías prolongadas.

“Como los síntomas suelen ser bastante inespecíficos, en ocasiones las personas los minimizan y así se retrasa el diagnóstico, perdiendo un tiempo valioso. Otra situación que se puede dar es que sea el profesional quien no reconoce la enfermedad ante la consulta del paciente y entonces también se demora el diagnóstico”, aseguró el Dr. Raúl Giglio, médico oncólogo, Jefe de Oncología de la Unidad Funcional de Tumores de Cabeza y Cuello del Instituto de Oncología Ángel Roffo-UBA.

“Cerca de 9 de cada 10 casos se pueden sospechar mediante un examen visual de la cavidad bucal y luego confirmar con estudios complementarios. Por ello, con frecuencia suelen ser los odontólogos quienes primero sospechan esta condición y le indican al paciente que consulte con el especialista. De allí la importancia de que estos profesionales estén formados en la detección del cáncer de boca, ya que son quienes tienen acceso más frecuente a la boca de los pacientes”, sostuvo la Dra. Marcela Rzepka Valsangiacomo, Jefe de Servicio de Odontología de la Unidad Funcional de Tumores de Cabeza y Cuello del Instituto de Oncología Ángel Roffo-UBA.

Para contribuir a una mayor detección temprana y concientización general sobre esta enfermedad, del 5 al 9 de agosto próximo tendrá lugar en distintos hospitales, centros médicos y odontológicos y facultades de odontología de todo el país, una campaña gratuita de detección que invita a acercarse a las personas que así lo deseen a cualquiera de los centros participantes para ser atendidas.

“Durante la campaña, se revisará la boca y, si se detecta cualquier lesión sospechosa, maligna o potencialmente maligna, se orientará en su tratamiento. Con respecto al tratamiento del cáncer de boca, debe ser realizado por un equipo interdisciplinario integrado por un oncólogo clínico, cirujanos de cabeza y cuello, radioterapeutas, odontólogos, fonoaudiólogos, estomatólogos, psicólogos, psiquiatras y asistentes sociales. Además, si el paciente presentara alguna otra comorbilidad, se deberá evaluar qué otro profesional debe intervenir”, recomendó la Dra. Patricia Masaquijo Bisio, odontóloga, responsable de Estomatología de la Unidad Funcional de Tumores de Cabeza y Cuello de la misma institución.

A nivel mundial, se estima que 350.000 personas mueren por esta enfermedad cada año. En el pasado, los varones padecían más esta condición que las mujeres, probablemente debido a un mayor consumo de tabaco y alcohol. En las últimas décadas, sin embargo, la incidencia se igualó, a la par de la equiparación de estilos de vida y de este tipo de conductas.

“El tratamiento debe ser definido por dicho equipo multidisciplinario y consiste en una o más modalidades: cirugía, radioterapia, quimioterapia y medicamentos de blanco específico. Hoy en día la medicina cuenta con un amplio abanico de opciones terapéuticas, incluso para los estadios más avanzados de la enfermedad”, concluyó el Dr. Giglio.