viernes, 7 de septiembre de 2012

Advierten sobre 10 síntomas que podrían indicar la presencia de mielofibrosis, una grave enfermedad de la sangre

 En los últimos años se ha conocido mucho más acerca de esta patología, y se intenta lograr un diagnóstico más temprano, a fin de mejorar el pronóstico para el paciente.
 Según los expertos, algunos signos de esta afección se observarían en análisis de sangre de rutina.


La mielofibrosis, un grave trastorno de la médula ósea, podría diagnosticarse en forma temprana si se prestara atención a ciertos signos de fácil identificación, desde anormalidades en un análisis de sangre completo (hemograma con plaquetas) hasta un bazo agrandado, que se detecta al palpar el abdomen. Así lo aseveraron especialistas en hematología, quienes coincidieron en afirmar que por lo general el paciente llega demasiado tarde al diagnóstico.
Esta afección se produce por una insuficiencia en la médula ósea que lleva a un crecimiento del bazo y síntomas debilitantes que disminuyen la calidad de vida. El Dr. Miguel A. Pavlovsky, médico hematólogo del Centro de Hematología Pavlovsky y Director Médico y científico de FUNDALEU (Fundación para Combatir la Leucemia), destacó que por causas desconocidas “se produce una fibrosis, una atrofia de la médula ósea, y por ello, las células madre de la médula viajan por el torrente sanguíneo a otros lugares. Se
agranda el tamaño del bazo y ello genera síntomas debilitantes: distensión de abdomen con dolor abdominal, saciedad precoz con pérdida de peso, fatiga, picazón, transpiración nocturna, febrícula, sudoraciones y anemia, entre otros”. Una de las claves para la detección temprana es estar atento ante un conteo sanguíneo
en el que aparezca anemia, aumento del recuento de glóbulos blancos, irregularidades en los niveles de plaquetas y anormalidades en la forma y madurez de los glóbulos rojos y blancos. El diagnóstico completo incluye generalmente una aspiración y biopsia de la médula ósea. Lamentablemente, según señaló el Dr. Juan José García, Jefe del Servicio de Hematología y Oncología del Hospital Privado de Córdoba, “el paciente suele tardar en llegar al diagnóstico porque por lo general se lo estudia por anemia o aumento de
glóbulos blancos y se retrasa la consulta con el hematólogo”.
El Dr. Emilio Alberto Lanari Zubiaur, Director asociado de Docencia e Investigación y Miembro del Servicio de Hematología del Hospital JR Vidal de Corrientes, expresó que “el tiempo al diagnóstico es variable; los estudios pueden demandar entre uno y tres meses, y depende de la consulta a un lugar entrenado en el diagnóstico y tratamiento de este tipo de pacientes, como es nuestro servicio hospitalario”. Ello es comprensible si se tiene en cuenta que ésta “es una enfermedad extremadamente rara: a nivel mundial, se estima que hay menos de 0,5 casos por cada 100 mil habitantes”, declaró el Dr. Pavlovsky. Sin embargo, gracias a varios avances que se produjeron en los últimos siete años en el campo de la mielofibrosis, “en la actualidad la comunidad médica y hematológica tiene un mayor nivel de alerta para el diagnóstico y detección de la mielofibrosis”, sostuvo.
El Dr. García comentó que “no hay factor predisponente conocido que pueda favorecer su desarrollo, y si bien suele aparecer en edades de entre 55 y 60 años, últimamente se ve con mayor frecuencia en gente más joven. Tiene una evolución prolongada en los pacientes diagnosticados precozmente, pero por lo general avanza a una leucemia aguda o a complicaciones infecciosas y hemorrágicas importantes que causan la muerte”. Distintos estudios demuestran que aproximadamente luego de 10 años del diagnóstico,
alrededor del 20 por ciento de los pacientes podría desarrollar una leucemia mieloide aguda (LMA), forma agresiva de la enfermedad que es virtualmente intratable y tiene una sobrevida promedio estimada en menos de 2,6 meses. El Dr. Lanari remarcó que “la consulta precoz permite un adecuado tratamiento de los
síntomas que empeoran significativamente la calidad de vida de los pacientes”. Si bien al presente existen opciones muy limitadas contra la mielofibrosis y la mayoría de ellas involucra riesgos substanciales sin resultados a largo plazo, “hoy en día, tenemos la posibilidad de nuevos tratamientos en investigación, que esperemos mejoren significativamente la calidad de vida de la gente”, concluyó el Dr. García.

Los diez síntomas

Es importante que tanto los pacientes como sus médicos de cabecera tengan en cuenta los siguientes síntomas, que pueden ser indicios de mielofibrosis:
1. Aumento del tamaño del bazo y del hígado: Para compensar la producción irregular de células sanguíneas en la médula ósea, el bazo y el hígado aumentan la producción de glóbulos y se agrandan. El bazo de un paciente con mielofibrosis puede crecer hasta alcanzar varias veces su tamaño normal, en algunos casos,
hasta 10 kg de peso y 36 cm de largo, mientras que un bazo normal pesa alrededor de 150 g y mide aproximadamente 11 cm.
2. Fatiga y falta de aire: Decaimiento y falta de energía que afectan la calidad de vida, limitando la capacidad para ejercer su actividad diaria a nivel profesional, familiar, social y deportivo.
3. Sudoración nocturna: La producción irregular de glóbulos rojos induce una aceleración anormal del metabolismo, con el que aumenta también la temperatura corporal.
4. Pérdida de peso: El aumento del tamaño del bazo genera distensión abdominal y dificultad para ingerir alimentos. Además, se acelera el metabolismo, lo que causa adelgazamiento.
5. Fiebre: Las anormalidades en la médula ósea alteran la producción de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, lo cual predispone a sufrir infecciones y  fiebre. El metabolismo acelerado también incita un aumento de la temperatura corporal.
6. Palidez: Este síntoma está asociado con los niveles de anemia típicos de la mielofibrosis.
7. Moretones y propensión a las hemorragias: Las irregularidades en los niveles de plaquetas generan un aumento de hematomas y sangrados que parecen no tener explicación.
8. Dolor o malestar en el abdomen y el hombro izquierdo: El crecimiento anormal del bazo de los enfermos de mielofibrosis en muchos casos provoca compresión y malestares en la parte superior izquierda del abdomen o dolor en la parte superior
izquierda del hombro.
9. Picazón o prurito: La producción irregular de glóbulos rojos conlleva a una alta viscosidad de la sangre, que se concentra en algunas áreas produciendo enrojecimiento de la piel y prurito, especialmente después de un baño o una ducha caliente.
10. Dolor en los huesos, en especial en las piernas: Los severos dolores en los huesos típicamente anuncian un pronóstico complicado, que podría indicar el desarrollo de leucemia mieloide aguda.

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