viernes, 29 de noviembre de 2013

Recomiendan cuáles son las estrategias más eficaces para reducir el alto consumo de sal de los argentinos.

La presión alta es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. Se considera elevada cuando es igual o superior a 140/90 mmHg. Uno de los pilares del tratamiento es el cambio de hábitos: desde una alimentación saludable, reduciendo el consumo de los productos que más sal contienen (tales como embutidos), hasta actividad física regular.



Buenos Aires, 26 de Noviembre de 2013.-“Disminuir el consumo de sal es, una condición innegociable para el tratamiento de la hipertensión arterial; y en personas que tienen alto riesgo de padecerla (con tendencia a la ‘presión alta’), puede significar la normalización de los valores sin necesidad de otro tratamiento”. Así lo afirmaron especialistas en el marco del 1er. Simposio Internacional de Hipertensión Arterial en Mendoza, organizado por la Universidad Nacional de Cuyo, y con el auspicio de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), entre otras prestigiosas entidades.

Numerosos estudios científicos han demostrado la relación directa que existe entre el consumo de sodio y el aumento de la presión arterial, un factor de riesgo cardiovascular. El Dr. Felipe Inserra, médico especialista en Nefrología y presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), explicó que “algunos pacientes, en especial aquellos que tienen presión más cercana a la normalidad (lo que se denomina "Limítrofe: 130-139 y/o 85-89 mmHg), simplemente con cambios del estilo de vida pueden lograr que la presión arterial descienda, e inclusive algunos llegan a valores de normalidad”.

“Se trata de incorporar estrategias eficientes y sencillas de aplicar, tales como llevar una alimentación saludable, que incluya más frutas y verduras, reducir el uso de sal al cocinar o en la mesa, evitar los embutidos y hacer actividad física en forma regular, empezando con caminatas progresivas hasta llegar a 30-50 minutos 4 a 6 veces por semana, y un plan para bajar de peso, en el caso de que el paciente lo requiera. También es importante dejar de fumar y moderar la ingesta de alcohol. Pero en lugar de eso, muchas veces las personas adoptan medidas irrelevantes, como puede ser restringir el sodio del agua, o ineficientes, como comer un paquete gigante de papas fritas bajas en sodio, que en definitiva le aportará más sodio que una porción de papas fritas regular, además de aportarle calorías. Luego habrá que evaluar la evolución de cada caso para establecer si es necesario un tratamiento farmacológico”.

Pero, lamentablemente, “en Argentina se come mucha cantidad de sal de mesa o ‘cloruro de sodio’; según datos del Ministerio de Salud de la Nación, el consumo diario promedio es de 12 gramos en hombres y 11 gramos en mujeres, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que la ingesta no debe superar los 5 gramos de sal por día. Es decir que estamos comiendo más del doble de lo recomendado por OMS y las comunidades de profesionales de la salud y sociedades científicas”, advirtió el Dr. Inserra.

En este sentido, cabe recordar que “el sodio que ingresa al organismo a través de la dieta proviene de dos fuentes: cerca de un 30% de la sal que se agrega durante la cocción y la que el mismo comensal agrega sobre su plato al comer (sal visible), en tanto que más del 60% proviene de la manufactura de los alimentos procesados que se suma a la sal que naturalmente contienen los alimentos (sal invisible)”, según comentó el especialista. El mayor aporte de sodio proviene de panificados, embutidos y carnes, en tanto que el aportado por otros alimentos, como frutas, verduras, agua y bebidas (excepto las deportivas), es insignificante. Es por eso que la estrategia para bajar el consumo de sal apunta a los cambios en la producción de alimentos: “el Ministerio de Salud de la Nación se comprometió con la iniciativa ‘Menos Sal Más Vida’ a lograr una reducción de sodio en muchos alimentos procesados. Se empezó con los panificados, en forma progresiva, para ir acostumbrando el paladar a fin de que el sabor resulte agradable. También se firmó un acuerdo con más de 30 empresas para reducir el contenido de sodio en alimentos elaborados (quesos, embutidos, productos cárnicos, sopas, aderezos y otros), y esto constituye un paso adelante destacable”.
  
Alimentos con alto contenido de sodio

·      Panificados y harinas (pan, tapas de tarta, empanadas, harinas leudantes y polvo de hornear)
·      Fiambres (jamón cocido, jamón crudo, salame, bondiola, mortadela, panceta)
·      Embutidos (salchichas, salchichón, morcillla, chorizo, longaniza, salamín)
·      Encurtidos (aceitunas, cebollines, zanahorias, pepinos)
·      Salsas listas para usar / enlatados salados
·      Quesos                                                                           
·      Snacks (papas fritas, chizitos, palitos salados, maní salado)
·      Aderezos (mayonesas, mostazas, salsa barbacoa, ketchup)
·      Caldos en cubo, sopas instantáneas en polvo, polvos para saborizar)
·      Manteca, margarinas
  
Alimentos con bajo contenido de sodio

·      Bebidas: Jugos de fruta naturales, aguas (comercializadas en Argentina o provenientes de red), infusiones (mate, té, café).
·      Cereales (trigo, avena cebada, centeno) y legumbres (porotos lentejas, garbanzos, soja, arvejas secas)
·      Panificados sin sal, harinas, sémolas, pasta y arroz
·      Hortalizas frescas (papas, espárragos, nabo, champiñones, cebollas, endivias, lechugas, tomate, etc.).
·      Frutas fresca y congeladas
·      Aceite, azúcar, mermeladas y dulces

 Cómo manejar la hipertensión

Adoptar medidas saludables puede retrasar la aparición de la hipertensión arterial. El Dr. Pablo Rodríguez, jefe de la Sección Hipertensión Arterial del Sanatorio Dr. Julio Méndez, y a cargo de la Comisión de Prensa y Difusión de la SAHA indicó que “sin embargo, sobre todo en personas con antecedentes familiares de hipertensión, en quienes es más posible que la enfermedad se desarrolle en algún momento de su vida, adoptar conductas como realizar ejercicio físico regular, mantener un peso adecuado mediante una dieta saludable y restringir el consumo de sal puede resultar beneficioso retrasando el comienzo de la enfermedad hipertensiva”.

El médico detalló que “una dieta sana es uno de los pilares del tratamiento antihipertensivo. Reducir la ingesta de alcohol, limitar el uso de sal y aumentar las frutas y verduras son elementos fundamentales. Diferentes dietas que han resultado efectivas para reducir la presión arterial, como la dieta DASH o la Mediterránea, basan su realización en estos tres puntos y le agregan algunos elementos particulares. Sin embargo, el cumplimiento de estos puntos puede resultar suficiente”.
En lo que hace al diagnóstico de hipertensión, “sólo es posible mediante el registro de la presión arterial. En personas sin antecedentes familiares de hipertensión, se debería registrar la presión arterial al menos una vez al año desde los 18 años. Esta frecuencia debería ser mayor en aquellos con antecedentes familiares de esta enfermedad”, consignó el Dr. Rodríguez.

Por último, el Dr. Inserra se refirió a las nuevas Guías Europeas de manejo de la Hipertensión Arterial, en las cuales las principales novedades se refieren al tratamiento de personas con patologías asociadas como diabetes, enfermedad coronaria o renal. "Si bien hasta el presente se planteaban objetivos más estrictos de presión arterial para estas poblaciones, las guías acordaron tratarlas tal como al resto de los pacientes con hipertensión arterial: cuando las cifras alcanzan o superan los 140/90 mmHg, se debe tratar. Sólo quedan algunas subpoblaciones específicas que quizás justifiquen cifras diferentes con tratamientos más individualizados", reveló el especialista.

 Encuentro de actualización

El simposio que se realizó en Mendoza tuvo como presidente al Dr. Walter Manucha, y contó con la presencia de más de 200 profesionales de la salud, incluyendo médicos, bioquímicos, biólogos e investigadores. Como oradores participaron dos invitados de los EE.UU., los Dres. Oscar Carretero y León Ferder, y ocho especialistas locales, que trataron aspectos vinculados a la investigación y la práctica en hipertensión arterial.

Los temas tratados incluyeron “Etiología de la hipertensión esencial (¿una sola enfermedad?)”, “¿Cuáles son los grandes cambios en las Guías Europeas de HTA?”, “Mecanismos moleculares involucrados en el Efecto Antioxidante de Losartan en Hipertensión Arterial”, “El gran debate de la sal” e “Hipertensión e hidratos de carbono, la otra discusión”, entre otros.


“En los dos días de duración, un grupo de oradores internacionales y nacionales de excelencia desarrolló varios temas relacionados con aspectos vinculados a la investigación en hipertensión arterial, el rol de la sal en la producción de hipertensión y las cada día más importantes relaciones entre las alteraciones del metabolismo de los hidratos de carbono, cuyo paradigma es la diabetes, y la hipertensión arterial”, comentó el Dr. Rodríguez.

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