jueves, 4 de diciembre de 2014

El Ministerio de Salud dio a conocer el informe epidemiológico de Sida


La vía de transmisión más frecuente continúa y continuará siendo las prácticas sexuales desprotegidas.

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la lucha contra el Sida, el Ministerio de Salud dio a conocer el informe epidemiológico de la situación de VIH/Sida en la Provincia hasta este año.

Se han notificado desde 1.984 hasta el 31 de setiembre del 2.014, un total de 3.312 casos de infección por VIH; de los cuales el 33.84% alcanzó una etapa de Sida (1.121 casos) y el 15.3% ha fallecido (509).


Entre los principales datos se destaca: que la vía de transmisión de la enfermedad más frecuente siguen siendo las relaciones sexuales no protegidas, ello implica en los diagnósticos realizados en el período 2010-14 el 97.30% del total acumulado.

En tanto el porcentaje de diagnósticos tardíos ha descendido de un 34% en quinquenio 2000-04 a un 20% durante 2010-14 y  el 80% de la población afectada por la epidemia residía en el Gran Mendoza.

La tendencia muestra un aumento mayor en la cantidad de infecciones que en casos de sida y defunciones. Esto refleja una disminución en términos porcentuales de personas enfermas de sida o fallecidas con respecto a la totalidad de las personas infectadas, que probablemente esté relacionado con un mejor acceso al diagnóstico y tratamiento.

Se trata de una epidemia presente y actual, con un mayor impacto en la sociedad mendocina que presenta una tendencia cada vez mayor. Esto se puede notar en el porcentaje de personas diagnosticadas con respecto al total acumulado de diagnósticos. Desde el año 2.000 a la fecha se diagnosticaron el 80% de los casos acumulados y en los últimos 3 años (2010-2014) se diagnosticó el 36% de la población total acumulada.

Con respecto a la tasa de nuevos casos de Sida también se visualiza una tendencia creciente y es más leve el crecimiento en la tasa de defunciones.

En líneas generales existe un mayor acceso temprano al diagnóstico cuando se observa el total de la población con VIH. Esto es producto de las políticas públicas en materia de prevención y promoción del acceso al diagnóstico desarrollas en el País y la Provincia.

Encontramos que el porcentaje de diagnósticos tardíos (son aquellos que al momento del diagnóstico o un año posterior a éste ya presentan características sintomáticas de Sida) ha descendido de un 34% en quinquenio 2000-04 a un 20% durante 2010-14. Lo que refleja una mejora en la accesibilidad al diagnóstico; accesibilidad que está determinada tanto por factores objetivos como son la disponibilidad de recursos por parte de las instituciones de salud para realizar los testeos que se demandan.

Si bien el acceso temprano al diagnóstico ha mejorado considerablemente en la población con VIH, aún queda mucho por hacer en esta materia, ya que existe una relación muy estrecha entre el diagnóstico tardío y las probabilidades de desarrollar una enfermedad marcadora de sida. Por lo que se reitera la importancia de un diagnóstico temprano para prevenir los casos de sida y las defunciones.

Sexo y edad

 Desde 1.984 de los 3.312 casos registrados, 2.447 son de sexo masculino y 865 femeninos. El 94.35% de estos casos fue diagnosticado entre los 15 y 59 años. Por sus niveles de frecuencia es el grupo adolescentes y adultos (15-59 años) el que determina el comportamiento general de la epidemia.

Este sector ha ampliado su participación desde la segunda mitad de la década del 90 al presente desde un 90.91% a un 94.35%. Acompañando este aumento también está, aunque con menor medida la población de adultos-mayores (60 años o más).

Ambos sectores presentan aumentos constantes en la participación porcentual, en tanto que los menores de 14 años descienden desde el quinquenio 1995-99 hasta el presente de forma constante.

 Entre los 15 y 59 años se ha mantenido la relación entre personas de sexo masculino y femenino.

Aunque en términos acumulados se sigue manifestando una mayor participación de las personas de sexo femenino aunque su aumento es cada vez menos intenso. En el quinquenio en curso la relación acumulad entre ambos sexos está por debajo de los 3 puntos. Es decir que por cada persona de sexo femenino, se diagnosticaron 2.92 de sexo masculino desde 1984 a la fecha.

También se puede observar que el crecimiento de la edad promedio en la población femenina es mayor y que para el quinquenio en curso la edad promedio de las mujeres al momento del diagnóstico es mayor que la de la masculina alcanzando los 35 años promedio al momento del diagnóstico. Es decir que el panorama en relación a la edad promedio se ha modificado considerablemente con respecto a años anteriores.

Residencia

El 96% de la población residía en la Provincia de Mendoza al momento del diagnóstico. De las personas que residían en Mendoza, el 80% de la población afectada por la epidemia residía en el Gran Mendoza. Dentro de esta región los departamentos de Ciudad, Guaymallén y Las Heras, denominados el Gran Mendoza Norte representan el 66.8% del total de los casos de la Región. Esta relación entre Gran Mendoza Norte y Sur (Godoy Cruz, Maipú y Luján de Cuyo) se mantiene relativamente estable desde mediados de la década del 90.

El segundo valor preponderante (aunque mucho menor que el Gran Mendoza) lo presenta en la actualidad la región del Este (San Martín, Rivadavia y Junín) que significa el 8.6% de los casos. Esta región junto con el Centro-Oeste (Valle de Uco) aumentaron en forma constante su participación desde principios de los 90`s, a diferencia del Gran Mendoza que, aunque sigue siendo el lugar de mayor concentración, ha ido reduciendo su participación muy paulatinamente. Lo mismo sucede con el Sur (San Rafael, Malargüe y Gral. Alvear) y el Noreste (Lavalle, Santa Rosa y La Paz) presenta valores similares

Vías de Transmisión

El desarrollo de la epidemia está determinado por las personas con prácticas sexuales desprotegidas.

Desde el comienzo de la misma este sector de la población no ha dejado de aumentar su participación. No es así con los usuarios de drogas intravenosas (UDIs), transmisión vertical y receptores de sangre o hemoderivados, quienes por diversos motivos fueron disminuyendo.

En el caso de los UDIs, está vinculado este descenso a un cambio en el modo de consumo de las principales sustancias ilegales adictivas en Argentina que son por ingesta oral o nasal.

 En el caso de la transmisión vertical, la implementación del protocolo de profilaxis para la prevención de la transmisión vertical desde 1995-96 y la implementación de la obligatoriedad del ofrecimiento del test a toda mujer embarazada desde el 2002, permitió que menos niños/as nacieran con el virus.

En cuanto a receptores de sangre y otros hemoderivados, desde el año 1991 se incluye el examen del VIH como obligatorio a todo elemento a transfundir. Si bien esto produjo una considerable disminución, aún hoy existe en materia de transmisión vertical y transfundidos casos nuevos.

Por lo que aún quedan cuestiones pendientes con respecto a la universalización de las políticas públicas de salud (nos referimos tanto al ámbito estatal como privado). Con respecto a las prácticas sexuales desprotegidas cabe mencionar, que para detener dicha vía de transmisión se han desarrollado distintas políticas para la concientización del uso correcto del preservativo y favorecer la accesibilidad gratuita a los mismos, pero dichas prácticas no pueden ser reguladas por ninguna ley o norma ya que pertenecen al ámbito privado de las personas y la decisión o no de protegerse al momento de una práctica sexual está atravesado por distintos factores socioculturales de cada individuo.

Como dijimos, el modo de transmisión del virus más frecuente está vinculado a prácticas sexuales desprotegidas (sin el uso correcto del preservativo). Ello implica en los diagnósticos realizados en el período 2010-14 el 97.30% del total acumulado. Muy por debajo de este valor se encuentran las personas usuarias de drogas intravenosas (UDIs) con un 1.39% y aquellas infectadas por transmisión vertical (1.22%).

Consideraciones finales

Independientemente de las características internas de la epidemia, encontramos que la problemática del VIH no es exclusiva de ciertas personas con ciertas prácticas sexuales. Que cualquier práctica sexual desprotegida es una situación de vulnerabilidad frente al VIH/Sida y no es relevante cuál es el género de quien las practica.

El VIH/Sida no es una “peste rosa” , tampoco un problema del “libertinaje juvenil” como tampoco es un problema de la despersonalización del modo de vida de la ciudad. Cualquier persona de cualquier edad, de cualquier parte de la Provincia está expuesta a una infección por VIH.

Es una epidemia de la que se han podido controlar (aunque existan casos en la actualidad) la mayoría de las vías de transmisión a través de políticas y normas que regulan las situaciones en las que éstas pueden suceder como la ley de bancos de sangre, la ley de obligatoriedad del ofrecimiento del test de VIH a embarazadas, la implementación del protocolo de profilaxis de la transmisión vertical. Pero la vía de transmisión más frecuente continúa y continuará siendo las prácticas sexuales desprotegidas.

Aspecto de las personas que pertenece pura y exclusivamente a su ámbito privado y donde no opera ninguna norma externa al sujeto para controlar las situaciones de vulnerabilidad. Es decisión de las personas protegerse o no durante una práctica sexual y es responsabilidad de quienes trabajan en esta materia brindar toda la información y materiales de prevención necesarios, como para que las decisiones de los sujetos puedan suceder  a partir del conocimiento de la situación.

Los diagnósticos tardíos continúan siendo en la actualidad un problema a resolver. El desarrollo en materia farmacológica permite que una persona con un diagnóstico temprano pueda sostener su calidad de vida, desarrollar todas las actividades que hace cotidianamente sin sufrir complicaciones o enfermedades oportunistas. Sin embargo, muchas personas acceden a su diagnóstico cuando presentan una enfermedad marcadora de sida y están internados en un hospital.

Esto se produce por limitaciones personales vinculadas a estigmas y discriminaciones que una persona tiene incorporadas. Mitos, estigma y discriminación que son el principal factor en la limitación a un acceso temprano al diagnóstico de la infección por VIH.

También debe hacerse un análisis acerca de las prácticas clínicas, donde no se solicita el test de VIH como parte de la rutina de los controles de salud general o no se aprovecha la instancia de consulta (cualquiera sea el motivo) para ofrecer un test de VIH.


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