lunes, 24 de julio de 2017

Conducción, ergonomía y seguridad vial




Diseño, ergonomía y tecnología constituyen una triada que se orienta a elevar la calidad de vida y la integridad psico-física de los usuarios de los vehículos. Sólo así tendrán sentido y podrán cumplir con su clara misión. 




Por Roberto Tomassiello

Director de la Diplomatura de posgrado
en "Transporte, Diseño y Salud para la
Seguridad Vial (FAD/UNCUYO)"


La “Ergonomía” constituye una disciplina de carácter científico-tecnológico cuyo objeto de estudio son las relaciones entre las personas, los productos que éstas utilizan y el contexto en que se produce dicha interacción. Su propósito es optimizar el referido proceso comunicacional, orientándose a elevar la calidad de vida de los seres humanos, en particular durante las actividades laborales.

Desde hace algunos años advertimos que los vehículos en todos sus tipos van incorporando diseños que presentan mayores condiciones de seguridad y bienestar para los usuarios. En muchos casos las mejoras son factibles sin necesidad de incrementar el volumen exterior de las carrocerías. La concepción de los habitáculos prioriza el máximo aprovechamiento del espacio útil destinado a los ocupantes, en relación con el tamaño de los vehículos.

Otras veces se recurre a la implementación de nuevas soluciones tecnológicas, por ejemplo, ubicar en posición transversal del motor en lugar de la más clásica longitudinal. También suelen aplicarse materiales que requieren menores espesores de las partes de las carrocerías, por citar solo algunos.

Gracias a su diseño y materiales empleados los vehículos actuales logran una aceptable insonorización de sus habitáculos, favoreciendo la comodidad durante los viajes. También, de modo progresivo, se proveen sistemas de climatización ambiental como equipamiento estándar en lugar de opcional, tal como ocurría apenas una década atrás.

Diseño y ergonomía para una conducción segura

En la actualidad las carrocerías impactan gracias al diseño de sus áreas vidriadas, caracterizadas por un gran tamaño. Mejora así la percepción visual del exterior y las condiciones de habitabilidad en espacios confinados. Estos últimos aparecen entonces más transparentes y amplios, evitando la generación de claustrofobia. Sin embargo, conviene puntualizar que excesivas superficies vidriadas son contraproducentes para una adecuada aislación termo-acústica de las cabinas.

La acusada inclinación de los parabrisas es un planteo habitual, tanto en automóviles como también en otros vehículos de mayor porte para transporte de cargas o pasajeros. Dicho recurso formal optimiza las condiciones aerodinámicas y permite economizar combustible, aunque también favorece el ingreso de sol al habitáculo. Por lo tanto, puede contribuir a elevar la temperatura de la cabina con molestias para sus ocupantes. De igual modo, eleva el riesgo de siniestralidad por encandilamiento en el conductor.

La creciente preocupación de los fabricantes por optimizar la resistencia estructural de las carrocerías plantea soluciones tecnológicas que, muchas veces, pueden ser adversas. Nos referimos, concretamente, a los sectores de las carrocerías que impiden una adecuada visibilidad, definidos como “zonas ciegas”.

En los automóviles, dichas zonas quedan definidas por los parantes anteriores, laterales y traseros, que en los diseños actuales suelen poseer un ancho de generosas dimensiones. Otras resultan como consecuencia de un inapropiado diseño de los espejos retrovisores, que no permiten ver espacios próximos al vehículo. Como consecuencia de ello, suele reducirse la visibilidad necesaria para una conducción segura, especialmente en cruces de arterias o maniobras de adelantamiento. Se incrementa entonces la probabilidad de ocurrencia de siniestros y así, el riesgo de lesiones o muertes para las personas involucradas.

Por último, la escasa altura de los automóviles actuales dificulta el acceso de personas de la tercera edad o con movilidad reducida. A esta situación negativa debe sumarse que las puertas con accionamiento batiente poseen dimensiones y ángulos de apertura más reducidos que en modelos antiguos.

En síntesis, nos parece que la actual concepción de carrocerías privilegia al extremo cuestiones de naturaleza estético-formal, por encima de los requisitos funcionales y ergonómicos.

Asientos, controles, posturas y seguridad vial


El acto de conducir requiere, por sobre todo, de una actitud responsable. Por ello es muy importante mantener de modo permanente el nivel de atención y estar relajado. Durante la conducción una buena postura es capaz de favorecer la comodidad y agilidad para accionar los mandos, especialmente ante situaciones imprevistas.

Es importante que el conductor logre un fácil alcance de todos los mandos, para lo cual debe regular adecuadamente su distancia al volante, pedales y tablero. Los brazos han de permanecer ligeramente flexionados; las manos deben sujetar el volante en forma permanente en una ubicación equivalente a la de las agujas del reloj cuando marcan las 10 horas y 10 minutos. La distancia relativa de ambas manos en dicha posición brinda seguridad, facilitando actuar con rapidez y precisión en situaciones de emergencia. En los vehículos actuales es frecuente observar un engrosamiento de la sección del aro del volante, justo en la zona de prensión antes descripta. Esta solución permite al conductor ubicar sus manos en el área correcta para lograr firmeza y seguridad operativa.

El diseño de los asientos y, particularmente, el del conductor es un tema muy importante en la concepción de vehículos. En ocasiones, quien conduce suele estar muchas horas en su puesto, lo que exige un estudio cuidadoso para optimizar el bienestar y la seguridad.

Es imprescindible que un buen asiento provea estabilidad al cuerpo, sin restringir cambios posturales a intervalos. Asimismo, ha de facilitar que las extremidades del cuerpo puedan moverse con libertad para el control de los mandos.

Acolchamientos de espuma de poliuretano flexible en respaldos y banquetas posibilitan un apoyo adecuado al cuerpo sin causar excesiva presión, especialmente en la parte inferior de los muslos. Por su constitución, los tejidos de esa región corporal no están preparados para soportar cargas elevadas.

Consideramos imprescindible que los revestimientos seleccionados para el tapizado absorban con eficacia la transpiración. Un buen asiento no debe favorecer la concentración de humedad entre el tapizado y la indumentaria de las personas. Por ello se recomiendan telas respirables y de fácil limpieza, antes que cuero o materiales vinílicos, que no resultan convenientes para nuestro clima. Asimismo, el escaso coeficiente de fricción de estos últimos materiales puede favorecer el resbalamiento del cuerpo sobre la superficie de la banqueta, lo cual no es apropiado.

Hoy, la industria provee vehículos dotados de asientos con múltiples posibilidades de regulación a fin de lograr una relación armónica con sus usuarios. Es factible variar la relación angular de la banqueta y el respaldo con amplios márgenes y, también, controlar altura de banquetas y de apoyacabezas. En algunos casos los asientos disponen también almohadillas lumbares de altura regulable y dispositivos para calefacción cuando las condiciones climáticas lo exigen. De este modo, se pueden obtener posturas cómodas y saludables, más allá del tiempo de permanencia en el vehículo y de las exigencias de la tarea de conducir.

Los instrumentos de mando (pedales, palancas, perillas) deben ubicarse al alcance del conductor, evitando que éste adopte posturas forzadas para accionarlos. Es conveniente que dichos instrumentos se puedan controlar con precisión y suavidad, demandando la menor cantidad de energía quien los opera. A la par, no han de favorecer su activación involuntaria, que puede provocar errores con la posibilidad de siniestros.

Numerosos modelos de vehículos cuentan con volantes provistos de ajuste angular y de distancia al conductor. Tanto las superficies de prensión del volante como las de empuñaduras de palancas han de asegurar que las manos permanezcan allí bien firmes. Es conveniente que dichas superficies sean texturadas para evitar que las manos resbalen. No obstante, el diseño de esas texturas tiene que impedir que se acumule suciedad.

Los cuadros de instrumentos deben asegurar una rápida y correcta interpretación de las señales provenientes de cada uno de los instrumentos, sean estos diales, ventanas, luces, alarmas auditivas. El uso de pictogramas -en lo posible, estándar- puede contribuir a abreviar el tiempo necesario para reconocer las funciones de cada instrumento. Un ejemplo es la imagen icónica de un termómetro en el dispositivo que mide la temperatura del líquido refrigerante. También podría ser un signo que represente un faro encendido en la palanca de accionamiento de las luces.

Consideraciones finales

Los vehículos, en su concepción, suelen manifestar condiciones desfavorables para el bienestar y seguridad de quienes los utilizan. Por lo tanto, es necesario orientar los esfuerzos al mejoramiento sistémico de su diseño e imprescindible evaluar previamente cada caso específico con el objeto de aportar recomendaciones.

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