jueves, 25 de abril de 2013

La dañina globalización de los alimentos


“Los seres humanos somos comensales flexibles, nuestra alimentación es flexible y abierta. Mientras comamos de todo lo que la naturaleza nos aporte, sin homogeneizar, estaremos sanos.”

Por Silvina Castro
Para Todo Salud

Es lo que asegura la doctora Patricia Aguirre, antropóloga, cuando explica que somos seres omnívoros. La característica particular de esta especie es que no se encuentran todos los alimentos en las mismas fuentes, hay que recurrir a aquellas de origen animal, vegetal y mineral.
 El omnivorismo “nos condena a la diversidad y además de eso nos hace especiales porque conseguimos y compartimos nuestros alimentos, además de tener la posibilidad de complementarlos” afirma enfáticamente Aguirre.
“Hoy en día, la apariencia de la diversidad la dan las marcas no los productos”, explica la profesional. La alimentación industrial  ha generado, tanto a nivel global como local,  una terrible homogenización de la nutrición al igual que una concentración de la producción industrial de alimentos.
Cuando hablamos de homogenización y concentración nos referimos a que existen 250 empresas, de las cuales el 95% pertenecen a los países centrales,  que controlan la dieta de todos los individuos que viven en las ciudades. Esta circunstancia se  da mayormente en zonas urbanas, ya que la gente se ve obligada a comprar sus alimentos y no tiene la posibilidad de producirlos como en las zonas agrícolas.
En la actualidad, lo que llega a nuestra mesa son productos industriales impuestos por cadenas de producción, distribución y consumo integradas a nivel global. Estas cadenas  lamentablemente dirigen la dieta industrial y no se guían por lo saludable, sino por lo que más ganancia genera.
La modernidad en la alimentación se apoya en el concepto de la industrialización apelando a la idea de seguridad e inocuidad.
La doctora Aguirre reflexiona asegurando que “comemos como vivimos y si vivimos a los saltos y corriendo nos vamos a alimentar mal, la alimentación es coherente con nuestra forma de vivir”.
Por otro lado la antropóloga hace especial hincapié en la comensalidad, con esto se refiere a compartir los alimentos en familia, reunirse, intercambiar valores y por sobre todo no perder este espacio, esta actividad que no solo ayuda a comer mejor sino a enriquecernos con el intercambio social.

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