lunes, 6 de mayo de 2013

La Enfermedad Obstructiva del Tronco Coronario Izquierdo también puede tratarse con angioplastía


Esta afección en la "Pulgada de Dios" puede causar la muerte si no se trata en forma inmediata. El Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) reveló que el tratamiento por vía endovascular se utiliza cada vez más, en particular en pacientes de alto riesgo.


 Buenos Aires, 6 de mayo de 2013.- La Enfermedad Obstructiva de Tronco Coronario Izquierdo (OTCI) es una grave afección cardiovascular debida, generalmente, a la aterosclerosis. Se trata de la obstrucción progresiva de un tramo de arteria muy breve y de gran diámetro, del cual surgen los vasos coronarios principales, por lo que se la denomina "la Pulgada de Dios": si se ocluye completamente, sobreviene la muerte inmediata. Y si bien durante años el tratamiento de elección era quirúrgico, en los últimos tiempos ha aparecido evidencia que muestra que la angioplastía constituye una alterativa terapéutica segura y eficaz en estos pacientes de alto valor predictivo de mortalidad cardiovascular, según informó el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI).
 El Dr. Alberto Sampaolesi, médico especialista en Cardioangiología Intervencionista y miembro del CACI, señaló que "la enfermedad que afecta al Tronco de la Coronaria Izquierda (TCI) es la más seria y la de peor pronóstico, ya que suple entre el 70 y 100% de la sangre del corazón”, y “en base a los resultados de estudios científicos universales realizados con centros y operadores de experiencia, la angioplastía en el tratamiento del OTCI, considerada históricamente inadecuada o contraindicada, tiene hoy un desarrollo y un crecimiento exponencial para pacientes seleccionados”. Ocurre que si bien la cirugía de By-Pass ha sido el gold standard en esta afección, “estudios recientes muestran a la angioplastía con stents como una alternativa terapéutica con resultados similares o superiores a la cirugía en pacientes seleccionados”, es decir, en aquellos con buena función del corazón, obstrucciones no muy complejas, sin enfermedades importantes o difusas de las otras arterias, alto riesgo quirúrgico o co-morbilidad elevada.
 “La angioplastía con stent en centros y operadores con experiencia tiene un índice de éxito mayor al 90 por ciento, una mortalidad menor al 3% y una sobrevida superior al 90 por ciento a los 3 años, considerándose una opción terapéutica segura y efectiva en una patología de alto riesgo clínico”, enfatizó el Dr. Sampaolesi, agregando que esta intervención “es menos cruenta, de menor riesgo y menor hospitalización que la cirugía, y puede ser aplicada en cualquier tipo de pacientes, independiente del aumento del riesgo global por la presencia de otras enfermedades, factor de primordial importancia en la indicación y en el resultado de la cirugía cardíaca. Es el tratamiento de elección en el infarto agudo de miocardio (IAM), y cuando la enfermedad está focalizada al TCI sin múltiples obstrucciones en otros lugares de las arterias coronarias, la angioplastia con stent es una opción segura y eficaz”, declaró.
 Consultado acerca de quiénes se encuentran en mayor riesgo de sufrir una enfermedad de esta naturaleza, el Dr. Jorge Hugo Leguizamón, médico especialista en Cardioangiología Intervencionista y miembro del CACI, explicó que “los factores de riesgo son los clásicamente descriptos como factores de riesgo cardiovascular. Este subgrupo de pacientes tiende a ser más añoso, 3 de cada 4 tienen hipertensión arterial; 15 a 24 por ciento, diabetes; 1 de cada 3, sobrepeso; y dislipemia el 67 por ciento. En cuanto a otros estados co-mórbidos, solo el 2,3 por ciento tienen antecedente de accidente cerebrovascular (ACV) y un 5,8 por ciento de insuficiencia renal crónica. Para la enfermedad aislada de TCI, el tabaquismo triplica el riesgo de padecerla”.
 Ante la detección de esta afección, “se considera formalmente indicada la intervención percutánea o quirúrgica, dependiendo de la estratificación clínica de los riesgos y beneficios de cada una de ellas”, especificó el Dr. Sampaolesi, ya que “la historia natural con tratamiento médico (farmacológico) de la enfermedad severa del Tronco de la Coronaria Izquierda, tiene una mortalidad de un 50 por ciento a los 3 años de realizado el diagnóstico”, lo que hace indispensable la pronta intervención.
 Si bien en Argentina no existe suficiente información aportada por registros locales, “prácticamente en toda la experiencia de pacientes sometidos a angiografía coronaria, entre el 3,5 a 5 por ciento de ellos tienen OTCI significativa. En España, 200 pacientes por millón de habitantes/año padecen OTCI, aunque no sería correcto extrapolar esta experiencia a nuestro medio”, advirtió el Dr. Leguizamón. Asimismo, señaló que “no debemos dejar de considerar aquellos pacientes bajo tratamiento médico o que fallecen súbitamente por causa de OTCI”.

Una intervención compleja
El tratamiento por cateterismo de la enfermedad coronaria en el Tronco de la Coronaria Izquierda (TCI) es uno de los procedimientos endovasculares de mayor complejidad, por sus características anatómicas, ya que generalmente afecta un sitio de división de dos grandes arterias, y fundamentalmente por su importancia funcional, ya que compromete la circulación del corazón entre un 70 y el 100 por ciento.
 “Se requiere de un centro de alta complejidad con un soporte tecnológico y técnico adecuado, donde debería incluirse el significativo aporte de la ecografía endovascular, de la aterectomía rotacional, y fundamentalmente de un equipo de profesionales idóneos con vasta experiencia en intervenciones percutáneas complejas”, subrayó el Dr. Sampaolesi.
Primero se localiza la lesión mediante estudios de imagen. Antes del procedimiento, el paciente debe tomar antiagregantes plaquetarios; se utiliza generalmente uno o dos stents farmacológicos (dependiendo de la anatomía de la lesión), y pueden usarse dispositivos de aterectomía (a fin de eliminar la placa de ateroma que está causando la obstrucción). Se inserta un catéter, ya sea por vía femoral (ingle) o radial (brazo), y se llega al sitio de la obstrucción, en donde se colocará el stent y los dispositivos necesarios para cada caso a fin de desobstruir la arteria.
El paciente debe permanecer internado durante 24- 48 hs. posteriores a la intervención, y requiere un seguimiento clínico estricto con tomografía durante seis meses.

La Pulgada de Dios
La aorta, principal arteria del cuerpo humano, da origen entre otros vasos al árbol coronario, formado por las arterias coronarias, que irrigan al corazón: la coronaria derecha única, y la coronaria izquierda, cuyo segmento inicial es un tronco del que parten dos arterias mayores y varias ramas secundarias menores
El Tronco Coronario Izquierdo se ubica en esta última; es un tramo de arteria muy breve (8-12 mm) con un gran diámetro (4-6 mm), del cual se originan dos de los tres vasos coronarios principales, de cuya integridad funcional depende la oxigenación del corazón.
Su oclusión (obstrucción total) es incompatible con la vida, por lo cual ha sido bautizado “The God’s inch” (la Pulgada de Dios).

Cómo se detecta
La presentación clínica de la obstrucción del Tronco es dolor de pecho generalmente acompañado de falta de aire (disnea) en forma progresiva. Existe una relativa relación con la edad, siendo más frecuente en personas añosas, pero no muy infrecuente en adultos.
 En la pesquisa diagnóstica de los exámenes complementarios se puede hallar una prueba de esfuerzo (ergometría) muy positiva a bajos esfuerzos con caída de la presión arterial al esfuerzo y arritmias, con persistencia de esos cambios en el post-esfuerzo.
 El método de elección para identificarla es la angiografía (cateterismo), representando el 5- 8% de los pacientes que van al estudio. Una vez confirmado  el diagnóstico, la indicación de la intervención (revascularización), es mandatoria y pronta.

1 comentario: